Pocos presidentes suscitan en EEUU tanta fascinación como Abraham Lincoln, cuyo asesinato en el Teatro Ford de Washington, del que se cumplen 150 años, provocó una enorme conmoción y cambió para siempre la historia del país. Con su fachada de ladrillo rojo visto y sus cinco puertas blancas con arcos, el mítico teatro continúa en pie en el número 511 de la Calle 10, en el bullicioso centro de la capital de Estados Unidos. Medio millón de visitantes acuden cada año al Ford para ver una obra teatral y, sobre todo, contemplar el palco en el que Lincoln se sentó por última vez el Viernes Santo del 14 de abril de 1865.