El expresidente israelí Moshé Katsav inició hoy una condena de siete años de cárcel por dos casos de violación y otros delitos sexuales, convirtiéndose en la primera personalidad que fue responsable del Estado enviada a prisión.
Katsav ingresó esta mañana en el centro penitenciario de Maasiahu en la localidad de Ramle, al sur de Tel Aviv, donde permanecerá en un ala destinada a presos pertenecientes al sector religioso y sometido inicialmente a extrema vigilancia ante el temor de que pueda suicidarse.
El pasado 20 de noviembre el Tribunal Supremo israelí corroboró la condena de cárcel dictaminada en marzo por la Corte del Distrito de Tel Aviv por delitos de violación y agresión sexual.
El político, que el lunes cumplió 66 años, recurrió ambas sentencias.
Al salir de su domicilio en la población de Kiriat Malaji, Katsav manifestó ante una multitud de medios y curiosos, que el Estado estaba ejecutando a un inocente y que "algún día los israelíes comprenderán que hoy ha sido enterrado un hombre vivo".
El que fuera jefe del Estado de Israel entre 2000 y 2007 también fue sentenciado en marzo a cumplir dos años de libertad condicional y a pagar 100.000 shekels (unos 20.000 euros o 28.300 dólares) a una de las mujeres que violó.
Katsav, que ha permanecido aparentemente impasible durante todo el proceso judicial y defendido su inocencia, alegó en uno de los recursos que las relaciones sexuales con una de las demandantes fueron consentidas, algo que el Supremo desestimó.
El mismo tribunal de Tel Aviv que dictó la pena le había declarado en diciembre de 2010 culpable de violar en dos ocasiones a una ex funcionaria del Ministerio de Turismo, del que fue el máximo responsable entre 1996 y 1999.
También le consideró responsable de un delito de abuso y acoso sexual a dos funcionarias de la Presidencia, así como de otros delitos menores como abuso de poder, obstrucción a la justicia y acoso a testigos.
El servicio de prisiones israelí le ha permitido en un primer momento compartir celda con otro ex ministro israelí Shlomo Benizri, titular de Sanidad entre 1999 y 2000, condenado por aceptar sobornos al ofrecer información privilegiada a un contratista local.
Militante del partido conservador Likud, que encabeza el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, Katsav se convirtió en el año 2000 en el primer político de origen mizrají -sus padres eran originarios de Teherán-, o descendiente de las comunidades judías del Medio Oriente y norte de África, en alcanzar tan reputado cargo, dejando fuera de liza al popular Simón Peres.
La comunidad mizrají siempre se ha quejado de que los sectores ashkenazíes, de origen centroeuropeo, acaparaban los más altos estamentos políticos y militares, y de que sus integrantes son discriminados pese a que hoy constituyen una importante capa social.
Katsav aceptó inicialmente un acuerdo fuera de tribunales por el que la condena se le vería reducida y que estipulaba el pago de una multa a las demandantes cambio de la retirada de los cargos contra él, aunque luego decidió seguir adelante con el proceso judicial a fin de limpiar su buen nombre.
Las acusaciones por violación y abusos sexuales le obligaron a renunciar a la Presidencia en junio de 2007, cargo en el que fue reemplazado por Peres, quien ha sabido ahuyentar cualquier impacto negativo del caso sobre esa institución.
Al conocerse los oscuros hechos, en muchos casos por la prensa, el entonces presidente israelí acusó en una inusual comparecencia en la que perdió los nervios a los medios de llevar a cabo un "linchamiento mediático" contra su persona.
La primera sentencia condenatoria estipulaba que Katsav debía haber ingresado en prisión en mayo pasado, pero la corte aceptó aplazarlo hasta que se completara el recurso ante el Supremo.
Varios diputados del Parlamento israelí (Kneset) han exhortado a que se le despoje de los privilegios obtenidos en el ejercicio de sus funciones públicas, aunque los medios apuntan a que, de momento, continuará recibiendo su pensión como presidente retirado.