En un mensaje televisado sin precedentes en Japón, el emperador Akihito planteó hoy su deseo de abdicar debido a su edad avanzada y a su frágil salud, lo que hace necesaria una reforma de la ley nipona que no contempla la sucesión en vida. Akihito, de 82 años, afirmó que padece "muchas limitaciones" y que ha sentido "un declive en su estado físico" tras ser intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones, por lo que le será difícil "seguir asumiendo responsabilidades importantes", en un discurso que había generado una enorme expectación en el país asiático.