El primer ministro egipcio, Essam Sharaf, ha convocado una reunión de emergencia de su Gobierno tras los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos que se produjeron ayer sábado en El Cairo y que causaron al menos nueve muertos y 50 heridos.
Según informaron los medios de comunicación estatales, Sharaf ha suspendido una visita al Golfo Pérsico con este motivo. Los enfrentamientos comenzaron después de que medio millar de musulmanes salafistas se concentraran en una iglesia cristiana copta del distrito de Imbaba, en la capital.
Los salafistas se habían concentrado en torno a la iglesia de Santa María y Santa Mina con el objetivo de llevarse a una mujer que supuestamente se había convertido al Islam y que, según ellos, había sido retenida en este templo en contra de su voluntad. Sin embargo, fuentes consultadas por el diario egipcio 'Al Masry Al Ayum' indicaron que todo comenzó después de que la joven musulmana expresase su deseo de convertirse al cristianismo.
En el enfrentamiento, miembros de ambas comunidades utilizaron armas de fuego, piedras y bombas incendiarias. Las autoridades han desplegado un dispositivo de seguridad conformado por miembros del Ejército y la Policía, respaldados por vehículos blindados. El Ejército ha disparado al aire y ha usado gas lacrimógeno para separar a ambas partes en conflicto, según testigos presenciales.
El gran muftí de Egipto, Alí Gomaa, ha hecho un llamamiento a la calma. "Todos los egipcios deben permanecer juntos hombro con hombro y evitar los enfrentamientos", ha dicho a la agencia de noticias egipcia. Asimismo, ha urgido al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a que impida a cualquier persona a que atente contra la seguridad del país.
La comunidad cristiana del país, que supone el 10 por ciento de los 80 millones de habitantes del mismo, se queja de trato desigual. En este sentido, señalan que hay leyes que hacen más complicado conseguir los permisos para construir una iglesia que los necesarios para construir una mezquita.