Las elecciones legislativas se celebran este martes en Estados Unidos, pero el control del Senado puede quedar en el aire hasta enero próximo si las reñidas contiendas en Luisiana y Georgia obligan a celebrar una segunda votación en esos dos estados.
En estos comicios se renueva un tercio de los 100 escaños del Senado, y los republicanos solo necesitan seis asientos más de los que ahora tienen para poner fin a la mayoría demócrata en esa cámara.
Entre los estados que son decisivos para otorgar el control del Senado a uno u otro partido, están Georgia y Luisiana, y en ambos los candidatos en liza necesitan hacerse el martes con al menos la mitad más uno de los votos para ganar y evitar una segunda vuelta.
En Luisiana, la senadora demócrata Mary Landrieu se juega seguir ocupando su escaño con el legislador republicano Bill Cassidy, a quien las últimas encuestas dan una ligera ventaja.
No obstante, ninguno de los dos llega hoy al 50 % más uno de los votos necesarios para proclamarse vencedor, con lo que tendrían que ir a una segunda vuelta el 6 de diciembre y eso favorece de entrada a Cassidy, ya que las bases conservadoras suelen ser más activas que las demócratas en los comicios legislativos.
En Georgia, la batalla por un escaño es entre la demócrata Michelle Nunn y el republicano David Perdue, empatados en intención de voto en los últimos sondeos.
En caso de que ambos tengan que ir a una segunda vuelta, la votación no se celebraría hasta el 6 de enero, tres días después del inicio del nuevo periodo de sesiones del Congreso.
Pero, además, en Georgia hay un problema añadido que puede llevar a que el resultado de la contienda por el Senado termine en los tribunales.
Un juez falló a principios de esta semana contra los grupos de derechos civiles que buscan que unos 40.000 nuevos votantes registrados aparezcan en las listas de votación, pero esos activistas afirman que van a seguir batallando para que esas personas puedan ejercer su derecho al sufragio.
"Si el control del Senado depende del resultado de las carreras en Luisiana y Georgia, habrá un baño de sangre", pronosticó a la cadena Fox el analista político Larry Sabato, de la Universidad de Virginia, en alusión a la extrema polarización política que se respira en el Congreso de EEUU desde hace tiempo.
Según el estratega conservador Karl Rove, conocido como "el arquitecto" de las victorias electorales del expresidente George W. Bush, la "mala noticia" para los demócratas es que, tanto en Luisiana como en Georgia, a los republicanos históricamente les ha ido mejor en la celebración de segundas vueltas.
Además, los votantes que suelen acudir a las urnas en estos casos son "más conservadores, más mayores y más orientados hacia los republicanos", argumentó Rove recientemente.
Otro escenario posible tras las elecciones del martes, en las que también se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y se vota por la continuidad de 36 gobernadores estatales, es que haya un empate en el Senado, con 50 escaños para cada partido.
En ese caso el vicepresidente Joe Biden, que es también el presidente del Senado, tendría que emitir el voto de desempate cuando fuera necesario.
Tras las elecciones del año 2000, el Senado quedó dividido a partes iguales entre demócratas y republicanos, y los primeros controlaron la cámara entre el 3 y el 20 de enero de 2001 porque tenían de su lado al entonces vicepresidente, Al Gore.
A partir del 20 de enero, con la toma de posesión de Dick Cheney como vicepresidente de George W. Bush, los republicanos volvieron a estar en ventaja en el Senado.
En la historia de EEUU, ha habido cerca de 250 votos de desempate emitidos por un vicepresidente, pero Biden todavía no se ha estrenado en esa función.
El último fue obra de Cheney en 2008, y tuvo que ver con una enmienda presupuestaria.