El científico y profesor universitario Mustafá Ahmadi Roshan, asesinado hoy al explotar una bomba adosada a su coche en el norte de Teherán, era uno de los responsables de la planta nuclear de Natanz, la mayor de Irán, según medios locales. La bomba fue colocada en el vehículo por un individuo que viajaba en una motocicleta y la explosión, en el barrio de Seyed Khandan, cercano a la universidad, hirió a otras dos personas que estaban junto a él en el coche y que fueron trasladadas a un hospital cercano.
El fiscal especial de homicidios del Tribunal Penal de Teherán ya ha visitado el lugar de la explosión y ha comenzado la investigación, cuyos resultados se conocerán pronto, según la agencia oficial IRNA. El atentado contra Roshan, de 32 años, es el último de una serie de ataques perpetrados en los dos últimos años en los que han muerto prominentes científicos iraníes, supuestamente vinculados al controvertido programa nuclear del régimen, que acusa a Israel de estar detrás de estos asesinatos.
Los diputados iraníes condenaron el ataque y gritaron consignas como "muerte a Estados Unidos", "muerte a Israel" y "muerte a los hipócritas", después de que el vicepresidente del Parlamento, Seyed Shahabedin Sadr, les anunciase que agentes de "la arrogancia mundial martirizaron a otro destacado profesor universitario", según IRNA. Roshan, que se había graduado en 2002 como ingeniero químico en la Universidad de Sharif, la más prestigiosa entre la comunidad científica del país, ocupaba en la actualidad el cargo de subdirector del departamento comercial de la central de Natanz, en el centro del país, según la agencia Mehr.
La planta de Natanz, en la provincia de Isfahan, es la instalación principal de enriquecimiento de uranio del país, con unas 8.000 centrifugadoras y el lugar donde el régimen pretende producir combustible atómico de forma industrial. El atentado se produce en un momento de especial tensión internacional por el programa nuclear iraní, después de que el pasado lunes el OIEA confirmase que Irán había comenzado la producción de uranio enriquecido al 20 por ciento en su nueva planta de Fordo, a 160 kilómetros de Teherán.
Hasta ahora, Irán había purificado uranio hasta ese nivel -considerado un paso previo al uranio altamente enriquecido para bombas atómicas- sólo en Natanz. Gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, acusan al régimen iraní de ocultar, bajo su programa civil, otro de naturaleza clandestina y ambiciones bélicas cuyo objetivo sería producir armas atómicas, lo que Teherán niega.
Las sospechas se centran, sobre todo, en el programa de enriquecimiento de uranio de Irán, país que ha advertido que bajo ningún concepto renunciará a este derecho. El pasado lunes, durante su visita a Venezuela, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, dijo que las acusaciones sobre los supuestos planes de su país para construir bombas son "para reirse" y esconden la intención de evitar el desarrollo de su país.
La muerte de Roshan se produce dos años después del fallecimiento, en enero de 2010, de Majad Shahriari y Masud Ali Mohamadi, dos conocidos científicos nucleares iraníes, en sendos atentados. En otro de esos ataques, en noviembre de 2010, resultó herido Fereydum Abasi Davani, investigador adscrito a la poderosa Guardia Revolucionaria iraní, que tras el atentado fue nombrado jefe del Organismo iraní para la Energía Atómica.
En agosto pasado, el ciudadano iraní Mayid Jamali Fashi admitió haber recibido ayuda de los servicios secretos israelíes (Mosad) para perpetrar el atentado con moto bomba que segó la vida de Mohamadi, experto en partículas nucleares, y fue condenado a muerte.