La ciudad brasileña de Santa María, donde 231 personas murieron en el incendio de una discoteca el pasado domingo, intentaba hoy recuperar la normalidad pese a que todavía quedan 118 heridos en los hospitales, 75 de ellos en estado grave.
Tan solo algunos crespones negros colgados en balcones recordaban hoy lo ocurrido, mientras que las tiendas volvieron a abrir después de que muchas echaran el candado el lunes en señal de duelo por la mayor tragedia ocurrida en Brasil en más de medio siglo.
Los principales cementerios de este municipio del estado sureño de Río Grande do Sul estaban hoy vacíos, sin rastro de las miles de personas que acudieron en la víspera para dar sepultura a cerca de cien personas.
El resto de entierros se llevó a cabo en otras localidades de la región y en otros estados brasileños, mientras que hoy había sepelios previstos en Río de Janeiro, Sao Paulo y Paraguay, donde será sepultado Guido Brítez, de 21 años y único extranjero entre los muertos.
Los hospitales eran hoy el punto de concentración de los periodistas y también eran paso obligado para los familiares de las decenas de heridos que permanecen internados.
El ministro de Salud, Alexandre Padilha, afirmó hoy que 118 heridos permanecen hospitalizados en centros de Santa María y de Porto Alegre, la capital regional, 75 de ellos en estado "crítico".
La mayoría de las víctimas padecen problemas respiratorios producidos por la inhalación de humo tóxico, que han tenido que ser conectados a aparatos de respiración asistida y 20 de ellos sufrieron quemaduras graves.
Padilha alertó que los síntomas de problemas respiratorios pueden evolucionar "rápidamente" y aseguró que algunos pacientes que acudieron ente el domingo y el lunes a los centros médicos con síntomas leves como tos acabaron hospitalizados en unidades de cuidados intensivos.
"Quien estuvo en la discoteca y sienta tos, falta de aire, cansancio que acuda al médico porque puede evolucionar rápidamente a lo que llamamos una neumonía química", dijo Padilha.
La tragedia tan solo se podía palpar hoy a las puertas de la discoteca Kiss, donde se concentraron decenas de curiosos, muchos de los cuales continúan llevando flores y fotografías para recordar a las víctimas, en su gran mayoría estudiantes universitarios.
El repartidor Carlos Souto pasó una hora observando la fachada de la discoteca y dijo a Efe que quería "ver directamente" el lugar donde había ocurrido "algo tan horrible".
"Aquí se siente el dolor, todo Brasil y todo el mundo lo siente", afirmó a Efe a las puertas de la discoteca la enfermera boliviana Isabel Mejía, afincada desde hace 32 años en Santa María.
Mejía aseguró que su hijo quería haber acudido a la fiesta pero que ella no le dejó poniéndole como excusa el dinero y los problemas de espalda que él sufre, según relató.
Varias personas que acudieron hoy a la discoteca opinaron que le costará tiempo a la ciudad para recuperarse de la tragedia.
"Las personas se van a acostumbrar con el dolor. Yo no perdí a nadie pero me siento como uno de ellos", comentó a Efe la socorrista Telda Escobar, quien aseguró haber participado en las tareas de identificación de los fallecidos.
El Centro Deportivo Municipal, el gimnasio que acogió a los muertos y sirvió de velatorio para la mayoría de las familias, hoy estaba prácticamente vacío, con unos pocos obreros limpiando.
Quedaba como testigo un altar levantado en plena cancha de baloncesto en torno a una mesa con fotografías, carteles, flores y globos blancos usados la noche del lunes en una manifestación multitudinaria que, según la policía, reunió a 30.000 personas.
La Unión Nacional de Estudiantes (UNE) pidió una investigación "rápida y competente del caso" para esclarecer si hubo fallas en las medidas de seguridad de la discoteca Kiss o negligencia por parte del personal responsable del establecimiento.
La justicia brasileña ordenó el embargo de los bienes de los propietarios de la discoteca Kiss, según el portal G1 que cita fuentes oficiales.
La medida fue solicitada para garantizar el posible pago de indemnizaciones en caso de que los dos dueños del establecimiento, arrestados el lunes, sean considerados como responsables por el incendio. EFE