Una cadena de atentados causa al menos medio centenar de muertos en distintas zonas de Iraq

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Al menos 41 personas han muerto y más de 200 han resultado heridas en una cadena de atentados perpetrados hoy en distintas zonas de Irak, que sigue sumido en una grave crisis política y de seguridad pese a los intentos del gobierno por minimizar el impacto del terrorismo.

Al menos 20 personas murieron y otras 64 resultaron heridas en diversos atentados cometidos en varios barrios suníes, chiíes y cristianos de Bagdad y de cuya autoría las autoridades iraquíes responsabilizaron a la red terrorista Al Qaeda.

Según explicaron a Efe fuentes policiales, el atentado más sangriento tuvo lugar en el distrito bagdadí de Al Kazimiya, donde al menos seis personas perdieron la vida y otras quince resultaron heridas por la detonación de un vehículo cargado con explosivos cerca de un restaurante.

En el centro de la capital, en la zona de Al Sarafiya, seis personas, la mayoría policías, perecieron y otras tres sufrieron heridas por los disparos de un grupo armado que atacó un puesto de control.

Los distritos de Al Saidiya, Mansur, Al Madaem y Karrada fueron otros de los puntos donde se registraron diferentes ataques que causaron al menos ocho muertos y 39 heridos.

En la provincia de Salahedín, al norte de la capital, la mayoría de los atentados estuvo dirigida contra edificios gubernamentales, así como contra la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán, el partido del presidente iraquí, Yalal Talabani.

De esos ataques, el más mortífero se registró en el barrio de Balad, donde cinco personas perdieron la vida y 25 resultaron heridas.

En la provincia de Diyala, próxima también a Bagdad, siete personas murieron y otras 36 resultaron heridas por la explosión de un coche bomba y varios artefactos en distintas localidades, entre ellas la capital Baquba.

Mientras en la región de Babel, al sur de la capital, perecieron al menos tres personas y más de un centenar resultaron heridas en distintos ataques con explosivos, uno de ellos contra un colegio de primaria.

Esta cadena de atentados fue calificada por el Gobierno iraquí como "una nueva técnica" de Al Qaeda y de los grupos armados vinculados a la organización terrorista contra los iraquíes. En un comunicado, el Ministerio de Interior sostuvo que los grupos terroristas pretenden demostrar que siguen actuando en territorio iraquí y que la situación de la seguridad en el país "no es estable".

Las autoridades iraquíes consideraron que los terroristas "han fracasado en conseguir sus objetivos políticos y mediáticos" y argumentaron que el pueblo iraquí está resistiendo a los últimos ataques.

Sin embargo, el repunte de la violencia es objeto de preocupación en el país y se ha notado especialmente desde el pasado 18 de diciembre, cuando las tropas estadounidenses salieron del país después de más de nueve años en él.

Desde entonces, numerosos atentados se han sucedido casi a diario en el país, muchos de los cuales tenían por objetivo chiíes y fuerzas de seguridad.

Los pasados días 5 y 14 de enero, por ejemplo, más de un centenar de personas murieron en sendas cadenas de atentados contra la comunidad chií en distintas localidades del país, lo que ha ampliado todavía más la brecha entre la población chií y suní.

La inseguridad se ha visto acompañada por una crisis política que se desencadenó al día siguiente de la retirada estadounidense, coincidiendo con la emisión de una orden de arresto contra el vicepresidente suní, Tareq al Hashemi, por supuestos delitos de terrorismo.

Tras boicotear las sesiones del Gobierno y del Parlamento, el bloque opositor Al Iraqiya, al que pertenece Al Hashemi, decidió volver a participar en ellas, con vistas a una futura conferencia patrocinada por Talabani para superar las divisiones políticas.

No obstante, persisten las dudas sobre la capacidad del Ejecutivo liderado por Nuri al Maliki para garantizar la seguridad en Irak, que el próximo 29 de marzo tiene previsto acoger la cumbre anual de la Liga Árabe, que ya el año pasado tuvo que ser pospuesta por la situación de inestabilidad política en la región.