Un atentado causó tres muertos y quince heridos en el centro de Ankara en circunstancias aún no aclaradas del todo por las autoridades turcas. La explosión, que ocurrió por la mañana en torno a un microbús aparcado en una calle del distrito de Kizilay, cerca de una oficina gubernamental y de una escuela primaria donde se impartían la clases, fue atribuida inicialmente a una explosión de gas. Las declaraciones oficiales, en parte contradictorias, contribuyeron a la confusión sobre el origen de la deflagración, que con seguridad obedeció a un atentado terrorista.
Horas después del suceso, el Fiscal General de Ankara, que encabezaba la investigación, dijo que "la explosión debe de atribuirse a un ataque terrorista", lo que dejó cierto espacio a otras hipótesis, como la de un escape de gas.
La explosión fue devastadora y destruyó seis automóviles, aparte del microbús, y levantó una densa columna de humo que podía verse desde muchos puntos de la capital turca.
Poco antes de las declaraciones del Fiscal General, el ministro turco del Interior, Idris Naim Sahin, había dicho que la explosión tenía la apariencia de un atentado terrorista y que tres cadáveres fueron hallados en el interior de un edificio.
Para añadir un elemento más de confusión, el gobernador, alcalde de Ankara y viceprimer ministro turco, Besir Atalay, había asegurado en un primer momento que nadie había muerto en el suceso.
Fuentes de la investigación, escépticas sobre la hipótesis del atentado, señalaron que una bombona de gas ardiendo usada para cocinar fue lanzada al suelo desde el edificio y fue a estrellarse contra un automóvil propulsado por gas licuado.
Ante la prensa en el lugar del incidente, el ministro Sahin dijo que 15 personas habían resultado heridas y que cinco de ellas se hallaban en estado crítico, sin que se hubieran hallado cadáveres, versión que luego fue corregido por los servicios forenses.
Al responder sobre la causa de la explosión, Sahin comentó que la posibilidad de un atentado "es muy alta, pero hay un testigo diciendo que la bombona de gas fue lanzada al exterior, lo que es una posibilidad remota". "Si se elimina esta opción, podemos decir (definitivamente) que fue un ataque terrorista", concluyó el ministro.
La confirmación del Fiscal General sobre los tres cadáveres se produjo una hora después de los comentarios del ministro del Interior.
El presidente turco, Abdullah Gül, que se encontraba hoy de visita oficial en Alemania, calificó el incidente de atentado y condenó el terrorismo.
A su vez, el diario turco de gran tirada Hürriyet informó de que una mujer sospechosa fue detenida en el lugar de la explosión y que otros dos hombres fueron arrestados en Ankara en relación con la explosión.
Mientras era introducida en un vehículo policial, la mujer fue escuchada gritando eslóganes como "El honor de la humanidad superará la tortura".
La calle Kumrular de Ankara, donde se registró el incidente, es una zona muy concurrida, donde hay restaurantes, residencias de funcionarios públicos, una escuela primaria y el edificio del gobierno municipal capitalino de Çankaya.
La escuela y los residentes de esa calle fueron evacuados inmediatamente, tras oirse la deflagración, y la prensa fue mantenida a una cierta distancia mientras la población huía presa del pánico, narraron testigos presenciales.
Uno de estos testigos, Mehmet Sakir Unaldi, dijo a los periodistas que la explosión ocurrió enfrente de su apartamento y que todas los cristales de las ventanas de los edificios circundantes fueron rotos por la onda expansiva. "Parecía un campo de batalla. Había muchos heridos en la calle. Los automóviles, incluido el mío, estaban ardiendo. Intentamos ayudar a los heridos, de los que algunos eran graves. Uno perdió la pierna y otro perdió un brazo", describió lo acaecido.
Hasta bien entrada la tarde nadie se había atribuido la responsabilidad del supuesto atentado y la policía tampoco había comentado quién puede estar detrás de él.