Los Verdes alemanes han rechazado entrar en negociaciones de gobierno con la canciller Angela Merkel, tras dos rondas exploratorias, lo que aboca a las filas conservadoras a reeditar una gran coalición con los socialdemócratas o aventurarse a gobernar en minoría.
Tras seis horas de reunión a puerta cerrada entre la Unión Cristianodemócrata, su hermanada Unión Socialcristiana (CSU) y los Verdes, más otra ronda final por separado, ambas partes dieron por zanjados los intentos de forjar lo que se planteaba como una alianza poco probable, aunque teóricamente plausible.
A los secretarios generales de la CDU/CSU, Hermann Gröhe y Alexander Dobrindt, les correspondió comunicar el fracaso de los tanteos entre gestos de consternación, puesto que sin la "opción verde" en la recámara tienen menos instrumentos para negociar con los socialdemócratas.
En el ánimo de los Verdes pudo pesar, según medios, la noticia difundida hoy de que la CDU recibió dos semanas después de ganar las elecciones una donación de 690.000 euros de los accionistas mayoritarios -la poderosa familia Quandt- del consorcio automotriz BMW.
BLOQUEDA UNA INICIATIVA
Esta información, coincidiendo con el bloqueo por parte de Alemania, de una iniciativa europea para limitar las emisiones de CO2 en los nuevos turismos hizo que planeara sobre la reunión exploratoria la sospecha de una compra de influencias. Tal vez no fuera tan decisivo, pero sí un peso adicional en los ecopacifistas, necesitados de reconciliarse con sus bases tras haber quedado muy por debajo de sus espectativas en las pasadas generales.
Los Verdes acudieron a la reunión con talante dialogante, pese a los abismos que les separan de los conservadores en materia energética y política de asilo.
La ronda exploratoria de este martes seguía a la del lunes entre la CDU/CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD), que fue más que tensa. La canciller tuvo que intervenir para calmar los ánimos entre la líder del SPD en Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, y el secretario general de la CSU, Alexander Dobrindt, que se encresparon al entrar en contenidos de política social y familiar.
El camino hacia la gran coalición no parece fácil, teniendo en cuenta que ambas partes se separaron pasada la medianoche sin más acuerdo que el de ir a una tercera ronda, el jueves. En ese contexto, se había revalorizado la alternativa de una alianza alternativa con los Verdes, aupada por algunas declaraciones en el seno de los ecopacifistas en esa dirección.
Su líder del "Land" de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, peso fuerte de la delegación verde, insistía en que su partido acudía a la ronda para negociar "en serio" y que no era un mero "paseo estratégico" para exhibir "sentido de la responsabilidad". El jefe de su grupo parlamentario, Anton Hofreiter, hablaba asimismo de las "interesantes posibilidades" que plantea una alianza CDU/CSU.
Estaba claro, sin embargo, que las diferencias entre la CDU/CSU y los Verdes son mayores que las existentes entre las filas de Merkel y el SPD, especialmente en lo que se refiere a la transición energética o el fomento de las renovables para compensar el cierre paulatino de las centrales atómicas.
Cerrada la vía de una innovadora alianza con los Verdes, a la CDU/CSU le queda el duro camino de hacer concesiones al SPD -como la implantación de un salario mínimo interprofesional- o tratar de gobernar en solitario, algo que en Alemania, a escala federal, siempre se ha rehuido.
Merkel obtuvo un 41,5% de los votos en las elecciones generales del 22 de septiembre y quedó a cinco escaños de la mayoría absoluta, mientras que su socio tradicional, los liberales, no alcanzaron el mínimo del 5% necesario para obtener escaños.
A los escollos derivados de las complejas negociaciones para una gran coalición se une el hecho de que la cúpula del SPD quiere someter una decisión al respecto a su militancia -470.000 militantes-, con el consabido riesgo a que la respuesta a la consulta acabe siendo un no.