Las nuevas autoridades de Ucrania aceleraron la depuración del antiguo régimen y dictaron una orden de captura contra el cesado presidente, Víktor Yanukóvich, mientras la UE y Rusia discreparon en su valoración de la revolución ucraniana.
"Yanukóvich y otros ex altos cargos están en busca y captura. Se ha abierto un proceso penal por asesinato masivo de ciudadanos pacíficos", escribió Arsén Avákov, ministro del Interior interino, en Facebook.
Pero nadie sabe a ciencia cierta dónde se encuentra Yanukóvich, que se cree que puede estar aún en territorio ucraniano, según su asesora y diputada, Anna Guerman.
"Está en Ucrania. Lo sé. Siempre he tenido los medios de saber dónde se encuentra", dijo Guerman, al tiempo que reconoció que hace días que no contacta con el depuesto mandatario.
Otras fuentes apuntan que Yanukóvich está en la base naval rusa en la ciudad ucraniana de Sebastopol (península de Crimea) y que en cualquier momento será trasladado a territorio del vecino país abordo de un buque de la Armada de Rusia.
El expresidente, que el sábado fue destituido por el Parlamento por "dejación de sus funciones", intentó huir el sábado en un avión privado, pero el vuelo no fue autorizado por la guardia de fronteras.
Desde entonces, y tras haber denunciado que en Ucrania no ha habido una revolución sino un golpe de Estado, Yanukóvich se encuentra en paradero desconocido, mientras su formación política, el Partido de las Regiones, le dio la espalda y le acusó públicamente de ser el responsable del actual terremoto político.
En las últimas horas, la Rada Suprema (Legislativo) prosiguió su proceso de renovación de cargos y depuración del antiguo régimen con el cese del jefe de las fuerzas de seguridad del Estado, el Fiscal General y el presidente del Banco Central.
El presidente interino, Alexándr Turchínov, a la sazón jefe de la Rada, ya ha sido reconocido de facto por varias cancillerías occidentales que se niegan a poner en duda la legitimidad de las nuevas autoridades.
El nuevo presidente del Banco Nacional de Ucrania será el diputado Stepan Kubiv, intendente del Maidán y miembro del principal partido de Ucrania, Batkivschina (Patria), bastión de las protestas antigubernamentales desde noviembre pasado.
No lo tendrá fácil, debido a la caída libre de la moneda nacional, la grivna, y el hecho de que el país está al borde de la bancarrota y no hay fondos casi ni para costear la celebración de las elecciones presidenciales el próximo 25 de mayo.
Las nuevas autoridades de Ucrania necesitan cerca de 35.000 millones de dólares de ayuda hasta finales del próximo año para estabilizar la situación económica.
El viceministro de Finanzas, Yuri Kolobov, aseguró que Kiev propone la celebración de una gran conferencia internacional de donantes para ayudar a las reformas.
La UE afirmó hoy que está preparada para estudiar diferentes opciones de ayuda económica a Ucrania, siempre que haya un programa de reformas completo, y reiteró su oferta para la firma de un acuerdo de comercio y de inversión.
Ese fue sin duda uno de los temas abordados en la reunión entre la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, y el presidente interino, quien prometió a Bruselas reformas estructurales.
"La continuación del rumbo de integración europea y la concesión de ayuda financiera por parte de la UE son importantes factores de que garantizan el desarrollo estable y democrático de Ucrania", dijo.
Turchínov también se pronunció a favor de que ambas partes reanudan las negociaciones para la firma de un Acuerdo de Asociación, cuya suspensión fue el detonante de las protestas que estallaron el 21 de noviembre pasado.
Por su parte, Ashton subrayó que los países miembros de la UE han expresado públicamente estos días su apoyo a Ucrania y reconoció que "la concesión de los recursos necesarios permitirá cumplir con las tareas asignadas".
Aunque no todo fueron buenas palabras, ya que la canciller alemana, Angel Merkel, aconsejó desde Berlín a las nuevas autoridades que forjen un gobierno de unidad nacional integrador, es decir no sólo con antiguos opositores, sino con representantes de las regiones orientales ruso parlantes.
Hoy, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, cuestionó la legitimidad del nuevo poder ucraniano surgido tras la revolución, motivo por el que el domingo Moscú llamó a consultas a su embajador en Kiev.
Según Medvédev, la revolución ucraniana "es una aberración de la conciencia, cuando se llama legítimo a lo que en realidad es resultado de una insurrección armada".
Insistió en que si se va considerar Gobierno "a gente que se pasea con máscaras negras y fusiles automáticos Kaláshnikov por Kiev, entonces con ese gobierno será muy difícil trabajar".
No obstante, dijo que "aquellos acuerdos que son jurídicamente vinculantes" serán cumplidos.