La ciudad portuaria de Tianjin, en el noreste de China, trata de sobreponerse hoy a la tragedia provocada por las explosiones, ocurridas en la noche del miércoles, en un almacén con productos inflamables que han causado 50 muertos y más de siete centenares de heridos, según el recuento oficial. El distrito del puerto, donde tuvo lugar el suceso, ha quedado convertido prácticamente en una zona de guerra, con un perímetro de unos dos kilómetros alrededor cercado, con el acceso restringido y los edificios desalojados.