El expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz dio nuevo brío al Partido Socialdemócrata alemán (SPD) con su designación como candidato en las próximas elecciones generales y el desafío de poner fin a la "era" Angela Merkel.
"Presento mi candidatura para convertirme en canciller de la República Federal de Alemania", proclamó Schulz tras obtener el apoyo unánime de la cúpula del SPD a su candidatura y ante una Willy Brandt Haus, la sede del partido, a rebosar de militancia.
"Viviremos un año electoral emocionante", dijo, donde la socialdemocracia marcará una nueva dinámica del país, tanto frente al estancamiento que, según él, representa Merkel como ante la amenaza que "para Alemania y Europa" representa la ultraderecha.
Por todas partes -"y no solo en la Willy Brandt Haus- se respira "el nuevo entusiasmo" que rodea al SPD, dijo Schulz, cuya designación fue posible tras la renuncia del líder, Sigmar Gabriel, a ser el candidato en los comicios del 24 de septiembre.
"Has renunciado por convicción de que es lo mejor para el partido y para el país", prosiguió, en dirección a Gabriel y, por extensión, a las filas de Merkel, que en lugar de ese paisaje de "generosidad" en aras del bien común están envueltas en "trifulcas diarias".
Schulz aludió así a la remontada del SPD en los sondeos desde que el pasado martes Gabriel anunció que renuncia a su favor, pero también a las "intrigas internas" a que se ha visto sometida la canciller por su política de refugiados.
El SPD, socio de Merkel en su primera legislatura (2005-2009) y en la presente, quiere devolver el poder a un líder "en la línea de Willy Brandt, Helmut Schmidt y Gerhard Schröder", enumeró Schulz a los cancilleres socialdemócratas que ha tenido el país.
"Queremos devolver la justicia social a Alemania, en lugar de contemplar cómo los empresarios cobran bonificaciones por despedir a su plantilla", dijo, para colocar la lucha contra la evasión fiscal entre los objetivos de ese futuro gobierno que quiere dirigir.
En busca del entusiasmo de los suyos, pero sin perder de vista el realismo, Schulz se comprometió a mantener a Alemania dentro de la línea de la solidaridad hacia quienes "acuden a nuestro país huyendo de la guerra", para reclamar mayor compromiso de los socios de la UE en la acogida de refugiados.
Su primer discurso como candidato designado del partido no se apartó mucho, en cuanto a la política de refugiados, del que podría haber pronunciado Merkel, quien asimismo acostumbra a reclamar una mayor "solidaridad" europea frente a la crisis migratoria.
Ya en lo personal, Schulz salió al paso a los puntos flacos que envuelven su candidatura -su escasa trayectoria en Alemania, ya que prácticamente toda su carrera se desarrolló en el Parlamento Europeo, y el hecho no haber cursado estudios superiores.
Como alcalde de "una ciudad de provincias" -Würselen, en la frontera con Luxemburgo- tomó contacto directo con las preocupaciones reales del ciudadano, dijo, y el hecho de haber alcanzado la presidencia de la Eurocámara alguien que estudió para contable es exponente "de la capacidad de superación".
Schulz fue recibido con una euforia que no se recordaba en la Willy Brandt Haus desde tiempos del vibrante Schröder, lo que tenía cierto aire de entusiasmo "precocinado" en un partido ansioso de arropar a un líder ante la compleja misión de derrotar a Merkel.
Deberá someterse ahora a su ratificación como líder del SPD en un congreso extraordinario el próximo 19 marzo, ya que Gabriel anunció asimismo su retirada como presidente del partido, tras nueve años en el cargo. El SPD ha ganado tres puntos en intención de voto desde que Gabriel anunció su doble renuncia a favor de Schulz, según un sondeo difundido este viernes por la televisión pública ARD.
De celebrarse ahora los comicios, el SPD obtendría un 23%, mientras que la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) se sitúan en un 35%. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) sería la tercera fuerza, con un 14%; los Verdes quedarían en un 9%, La Izquierda en un 8% y el Partido Liberal (FDP) regresaría al Bundestag (Parlamento federal) con un 6%.