Los dos principales candidatos a las elecciones presidenciales francesas, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, entraron hoy en la recta final de las elecciones del domingo y prometieron dar la mejor respuesta a la crisis económica y preservar la "grandeza" de Francia.
En un multitudinario mitin celebrado en París, el presidente y candidato a la reelección aludió a la gravedad de la situación y advirtió de los riesgos de una eventual elección de un candidato sin experiencia.
Por su parte, Hollande prometió en otro mitin una Francia "más fuerte que los mercados" y subrayó que el voto de los franceses decidirá también el destino y el rumbo de Europa.
En su duelo, Sarkozy y Hollande pidieron el voto de los ciudadanos para ayudar con su victoria al país.
"La situación de Europa y del mundo no nos da derecho al error", declaró el presidente francés y aspirante a la reelección en la Plaza de la Concordia, subrayando que la elección que tendrán que hacer los franceses en la primera vuelta, el 22 de abril, y en la segunda, el 6 de mayo, "jamás ha conllevado consecuencias tan graves", en alusión a la crisis económica.
En ese mitin, en el mismo lugar en el que celebró su victoria en mayo de 2007, Sarkozy indicó que si los franceses no quieren perder su agricultura, industria, empleos e incluso manera de pensar, deben preguntarse hacia adónde quieren avanzar, algo que dependerá de esa votación "histórica".
El candidato socialista, François Hollande, quien celebró su mitin unos veinte minutos después junto al castillo de Vincennes, al este de París, apeló en cambio a que los votantes realicen un "juicio severo" sobre el quinquenio precedente, en el que según él "las promesas no cumplidas y fracasos no asumidos justifican" que no sea reelegido.
Pero su responsabilidad, indicó, no es la de condenar el balance anterior, sino el de abrir una "nueva vía" para el país, "debilitado no solo por la crisis, sino por la serie de políticas incoherentes" de los últimos años.
Ante las críticas recibidas del bando rival a lo largo de la campaña por su falta de experiencia, Hollande dijo ser consciente de las dificultades y de la responsabilidad, y aseguró que si gana "será el presidente de una República que será más fuerte que los mercados, de una Francia más potente que las finanzas".
Ese tema fue también evocado por Sarkozy, que recalcó que su modelo de crecimiento "no estará sometido a la dictadura de las finanzas", y que adelantó que bajo su nuevo mandato no habrá temas que no puedan abordarse, como por ejemplo el papel que puede jugar el Banco Central Europeo en el crecimiento de la eurozona.
Esas respectivas convocatorias fueron también una manera de hacer uno de sus últimos llamamientos al electorado, que según los últimos sondeos otorga el 28 por ciento a Sarkozy en la primera vuelta, un punto por encima de Hollande, pero el 54 % al socialista en la segunda, ocho puntos más que su contrincante.
"Ayudadme, ayudad a Francia", indicó Sarkozy, que apeló a no "dilapidar" la herencia histórica que han dejado en el país nombres como Victor Hugo, el general Napoléon, Charles de Gaulle o el impulsor del europeísmo, Jean Monnet.
Por la Francia histórica citada por Hollande circularon otros como el fallecido expresidente François Mitterand o el exprimer ministro socialista Lionel Jospin, pero en su intervención este no pidió la ayuda para él, sino para el país.
"Ahora sois vosotros los que decidís", dijo el socialista, que explicó que ese voto no es solo francés, sino también europeo, porque esa votación "decide también el destino del continente y va a condicionar durante mucho tiempo la dirección de Europa".
Y en referencia implícita al discurso de Sarkozy, adelantó que de salir elegido no llegará el caos, sino el cambio, una posibilidad no contemplada por el presidente-candidato, para quien los franceses tienen dos opciones: votarle a él y optar por mirar hacia el futuro, o apostar por la otra opción, "que impondrá soluciones del pasado".
Desde Marsella, otro de los candidatos que celebró hoy una concentración, el centrista François Bayrou, advirtió de que la verdad de un discurso no se mide por la cuantía de participantes, y ante la incapacidad de competir en poder de convocatoria, subrayó: "A menudo cuanto mayor es la masa, mayores son las mentiras y las desilusiones".