El presidente cubano Raúl Castro advirtió que al cumplir su 55 aniversario, la revolución de la isla se enfrenta a una campaña de subversión político-ideológica con el fin de desmantelar su sistema socialista. Raúl Castro encabezó el acto central conmemorativo por el Día de la Liberación, la Fiesta Nacional de Cuba, que se celebró en el parque Céspedes de Santiago, en el mismo lugar de la ciudad oriental donde el líder Fidel Castro anunció el 1 de enero de 1959 el triunfo de la revolución que comandó.
En un repaso panorámico de la revolución en estos 55 años, el general Castro recordó que en aquella fecha su hermano Fidel dijo que esta sería una "empresa dura y llena de peligros".
El mandatario cubano señaló que desde la llegada al poder la revolución cubana ha sufrido "brutales presiones" externas y también el terrorismo de Estado, sabotajes, el aislamiento en la región, la invasión de bahía de Cochinos, la crisis de los misiles y el bloqueo económico, comercial y financiero que aún le aplica el gobierno de Estados Unidos.
Al hablar del futuro consideró que las nuevas generaciones de dirigentes que van asumiendo cargos en la dirección del país "nunca podrán olvidar que esta es la revolución socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes".
Raúl Castro también habló de los retos y en particular se refirió a una permanente campaña de subversión político ideológica "concebida y dirigida desde los centros de poder global" que dijo se perfila con "el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo" en Cuba.
"En nuestro caso como sucede en varias regiones del mundo se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial enfiladas contra las esencias mismas de la revolución socialista a partir de una manipulación premeditada de la historia", apuntó.
El mandatario cubano denunció que se pretende "inducir la ruptura entre la dirección histórica de la revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro". No obstante, se mostró seguro de que pese al "desafío mayor" en las actuales circunstancias "con el concurso de la fuerza de que dispone la revolución saldremos victoriosos en este decisivo campo de batalla".
Raúl Castro resaltó el principio de "consultar" de manera directa con la población las "decisiones vitales" y en ese sentido citó como ejemplos el proceso previo a la aprobación del nuevo Código de Trabajo por la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), y de manera similar cuando se hizo con el proyecto de reformas económicas y sociales emprendidas bajo su gobierno.
Consideró que este método podrá garantizar que el programa de la revolución cubana se actualice cada cinco años y también "corregir oportunamente cualquier error". Aprovechó para referirse a la marcha de dos programas en la oriental Santiago de Cuba, segunda ciudad en importancia del país, uno de ellos la reconstrucción del acueducto con una inversión por más de 200 millones de dólares, y la recuperación de las viviendas e instalaciones dañadas por el devastador huracán "Sandy" en 2012.
Precisó que un año después de su impacto se ha logrado solucionar el 50% de las 171.380 afectaciones reportadas a la vivienda, el 97% de las centros de salud pública, el 88% de los daños al sistema de educación, el 82% a instalaciones de cultura y deportes, y la totalidad de los que causó a la industria alimentaria. El gobernante de la isla caribeña sostuvo que 55 años después, la revolución "sigue igual, sin compromiso con nadie en absoluto, solo con el pueblo".