El presidente ruso, Vladímir Putin, afirma que a Occidente no le gusta una Rusia fuerte que defiende sus intereses, en una entrevista publicada por la agencia oficial Tass.
"Apenas Rusia se pone de pie, se fortalece y declara su derecho a defender sus intereses en el exterior, inmediatamente cambia la actitud hacia el Estado y sus dirigentes", dijo el jefe del Kremlin.
En relación a esto, recordó al primer presidente ruso, Borís Yeltsin: "En la primera etapa todos reaccionaban bien. Lo que hiciera Yeltsin era recibido con aplausos por Occidente, pero apenas alzó la voz en defensa de Yugoslavia se convirtió a los ojos de los occidentales en un alcohólico".
Putin indicó que la afición de Yeltsin por la bebida tampoco antes era un secreto y que no era un obstáculo para sus contactos internacionales.
"Pero cuando se llegó a la defensa de los intereses de Rusia en los Balcanes, de la que Yeltsin habló claro, él se convirtió prácticamente en un enemigo de Occidente", subrayó. El presidente ruso acusó a los países occidentales de emplear un doble rasero en su política hacia Moscú.
Recordó que, cuando el Ejército ruso luchaba contra los extremistas islámicos en el Cáucaso Norte se denunciaba a Moscú por "uso desproporcionado de la fuerza" contra "luchadores por la democracia".
"¿Y en Ucrania? Aviación, tanques, artillería pesada, lanzaderas de misiles. Más aún, bombas de racimo y, para no creer, cohetes balísticos. Y nadie habla de uso desproporcionado de la fuerza (por parte del Ejército ucraniano)", dijo Putin.