Portugal ultima los preparativos de la investidura del nuevo presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que dará inicio a una etapa política en la que tendrá que convivir con el Gobierno socialista de António Costa.
El jefe de Estado electo asumirá el cargo el próximo miércoles en una jornada de investidura de doce horas de duración en la que sustituirá al que ha sido presidente de Portugal durante la última década, el también conservador Aníbal Cavaco Silva.
Frente al perfil más institucional que ha mantenido Cavaco Silva, en Portugal se espera que Rebelo de Sousa guarde una posición más activa en la vida del país, fomentando el diálogo con los actores políticos, económicos y sociales y con reuniones frecuentes del Consejo de Estado.
El nuevo presidente tendrá la oportunidad de demostrar las dotes de comunicador y analista, adquiridas durante sus años como comentarista habitual de tertulias televisivas, en la ceremonia de investidura, aunque tiene previsto dejar el gran discurso político para el 25 de abril, aniversario de la Revolución de los Claveles.
En su primera intervención como presidente, Rebelo de Sousa, de 67 años, pronunciará un discurso corto en el que no abordará la coyuntura actual del país, según desveló el semanario portugués "Expresso" en su último número.
Esta intervención cerrará la ronda de discursos en la sesión celebrada en el Palacio de Sao Bento, sede del Parlamento luso y decorado para la ocasión con cerca de 2.000 rosas de los colores de la bandera portuguesa, en la que estarán presentes más de 500 invitados.
Antes de su discurso, el quinto presidente electo durante la democracia lusa prestará juramento sobre el ejemplar original de la Constitución de la República Portuguesa. Aunque el acto mantendrá el guión protocolario dictado para las tomas de posesión de un presidente en Portugal, Rebelo de Sousa prefirió prescindir de algunos elementos presentes en anteriores investiduras para reducir los costes.
La ceremonia no incluirá el tradicional banquete de Estado en el Palacio de Queluz que en 2006, durante la investidura de Cavaco Silva, reunió a 116 invitados nacionales y extranjeros. Tampoco contará, por primera vez en cuatro décadas de democracia portuguesa, con la presencia de una primera dama, aunque no será por la necesidad de celebrar un acto austero sino debido a la situación personal de Rebelo de Sousa.
El profesor universitario está divorciado y ha defendido que "no hay ninguna obligación institucional de tener una primera dama", aunque mantiene una relación desde hace más de tres décadas con Rita Amaral Cabral, una antigua alumna que conoció en los años 80. El resto del acto será, según la agenda provisional, similar a la ceremonia de investidura de Cavaco Silva.
El nuevo presidente se trasladará al Monasterio de los Jerónimos para depositar una corona de flores en la tumba de Luís Vaz de Camões, padre de las letras lusas, y del explorador portugués Vasco da Gama.
Posteriormente participará en un almuerzo en el Palacio de Belém -residencia oficial del presidente- con algunas personalidades del país y por la tarde acudirá a una ceremonia en la Mezquita de Lisboa, a la que se espera que acudan representantes de diferentes confesiones religiosas.
Rebelo de Sousa otorgará a Cavaco Silva una condecoración en el Palacio de Ajuda, como es habitual, y la jornada acabará en el Ayuntamiento de Lisboa con un concierto en el que participarán artistas como el portugués José Cid y el angoleño Anselmo Ralph. La fadista Mariza, una de las artistas más destacadas del país, será la encargada de entonar el himno de Portugal para poner fin a la ceremonia.
Dos días después, el ya presidente de la República extenderá la semana de la investidura con una visita simbólica a Oporto, la segunda mayor ciudad del país porque, como él mismo razonó, "Portugal no es sólo Lisboa".