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Daniel Ortega inició su tercer mandato, y segundo consecutivo, con una defensa al programa nuclear que impulsa Irán, en un abierto desafío a Estados Unidos, y demandó el desarme del "armamento atómico" de Israel. Tras ser investido para dirigir Nicaragua hasta el 2017 y en presencia de sus aliados y homólogos Mahmud Ahmadineyad, de Irán, y Hugo Chávez, de Venezuela, Ortega denunció una presunta conspiración contra Teherán, la cual, advirtió, amenaza la paz mundial. "Se ha venido armando una verdadera conspiración en contra de Irán, que a final de cuentas va contra toda la región, contra la paz del mundo", señaló Ortega en su largo discurso de investidura, en presencia de siete jefes de Estado y de Gobierno, y del príncipe Felipe de Borbón, heredero de la Corona española.

Antes de jurar para su nuevo mandato para el periodo 2012-2017, Ortega se dio un efusivo apretón de manos con Ahmadineyad y Chávez, ambos aliados suyos y adversarios de Estados Unidos. Ahmadineyad llegó a Managua procedente de Venezuela en el marco de un periplo de cinco días por Latinoamérica en un momento en que parte de la comunidad internacional ha intensificado su presión contra el programa nuclear de Irán por el temor a que pretenda desarrollar un arsenal atómico.

Un sector de la comunidad internacional, con Washington a la cabeza, cree que el programa nuclear iraní tiene una vertiente militar destinada a fabricar bombas atómicas. Irán lo niega y defiende que su programa nuclear solo tiene fines energéticos y médicos.

El mandatario nicaragüense indicó que si se empezase a negociar sobre el tema nuclear, se tendría que pedir a Israel, del cual dijo es "el único país en toda esa zona que tiene armamento atómico", que renuncie y destruya su "armamento atómico"."Estoy seguro de que eso le llevaría unos aires de paz inmensos a esa región", continuó Ortega, quien criticó a las potencias por no llamar la atención a Israel, que sí "tiene las armas atómicas".

Ortega aconsejó a Irán proponer a "Israel empiece a desarmarse del armamento atómico".Según el líder sandinista, se está amenazando a Irán porque, pese a no tener "armamento atómico, ni bombas atómicas", tiene petróleo. "Recordemos lo que pasó en Irak. Juraron que el presidente Sadam Hussein, que en paz descanse, tenía armas atómicas. Lo juraron y aseguraron y, a partir de allí, lanzaron una invasión", advirtió el mandatario, en alusión a EE.UU.

DERECHO A DESARROLLAR LA ENERGÍA ATÓMICA PARA FINES PACÍFICOS

Ortega alegó que todos los países tienen derecho a desarrollar la energía atómica para fines pacíficos y, en todo caso, dijo, habría que empezar un debate sobre la conveniencia o inconveniencia de continuar con la energía atómica con fines pacíficos, porque en el mundo existe suficiente armamento atómico para "explotar mil veces el planeta".En su intervención de más de una hora, Ortega también saludó a Chávez, su principal aliado político y económico, quien "ha librado una batalla por la vida de manera integral", en referencia al cáncer que sufre.

Además, agradeció al príncipe de Asturias la solidaridad incondicional de España con Nicaragua a lo largo de los años. "España ha mantenido en todo momento, en todo tiempo, independientemente de quien gobierne en Nicaragua o de quien gobierne en España, una cooperación incondicional", expresó, tras mencionar que, actualmente, el pueblo español enfrenta momentos difíciles por la crisis económica mundial.

Asimismo, criticó la "brutal" muerte de su amigo, el líder libio Muamar el Gadafi, que calificó como un "crimen".A la ceremonia de investidura de Ortega asistieron, además, los presidentes Porfirio Lobo (Honduras), Álvaro Colom (Guatemala), Mauricio Funes (El Salvador), Michel Martelly (Haití) y Desiré Delano Bouterse (Surinam), entre otros invitados internacionales.

Ortega, de 66 años, que cuenta con el respaldo de una abrumadora mayoría en el Congreso, inició así un nuevo mandato tras ser reelegido con una polémica candidatura en las elecciones del 6 de noviembre pasado, cuestionadas por observadores internacionales y locales y desconocidas por la oposición. El gobernante juró el cargo en medio de protestas de grupos opositores que consideran inconstitucional y fraudulenta su investidura