La Alianza Atlántica acordó hoy enviar de forma permanente un representante político al bastión de los rebeldes libios, Bengasi, con el fin de reforzar sus contactos con la oposición al régimen de Muamar el Gadafi.
"Los aliados han acordado los principios para establecer un punto de contacto en Bengasi", dijo a Efe la portavoz de la organización Carmen Romero, quien explicó que el objetivo de la medida es mejorar la comunicación entre la OTAN y el Consejo Nacional de Transición (CNT).
Aunque los detalles del nombramiento no fueron definidos hoy por los embajadores aliados y deberán acordarse en los próximos días, lo más probable es que el enviado sea algún diplomático de un país de la organización que ya esté trabajando en Bengasi, según una fuente de la OTAN.
El paso llega después de que en las últimas semanas se hayan intensificado los contactos entre la OTAN y el CNT, que han incluido una entrevista del secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, con el principal representante diplomático rebelde, Mahmud Jibril, el 13 de abril.
Desde el principio de su campaña militar en Libia, los mandos aliados han insistido en que su mandato no les permite tomar parte por ninguna de las facciones que combaten en el país y que sus acciones se deben limitar a proteger a la población civil de las amenazas.
Así, en un primer momento la OTAN rechazó los contactos con los rebeldes, una falta de comunicación que provocó un par de incidentes en los que bombas aliadas mataron accidentalmente a combatientes de la oposición.
Recientemente, sin embargo, la Alianza parece haber dado un giro a su estrategia.
Según Romero, la presencia de un representante en Bengasi será utilizada en apoyo de la operación "Protector Unificado" y también de posibles soluciones políticas al conflicto.
Parecen imponerse así las tesis de algunos socios de la OTAN, encabezados por Francia, que han declarado de forma inequívoca su apoyo a los rebeldes.
Francia fue el primer gobierno que reconoció al Consejo Nacional de Transición como el único interlocutor libio válido, un paso que luego siguió Italia, pero que otros países no han querido dar.
Todos los socios de la OTAN están de acuerdo en que Gadafi ha perdido cualquier legitimidad, pero el grado de apoyo a los rebeldes ha dividido desde el principio de los debates a los veintiocho miembros.
Las distintas interpretaciones que se hacen de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas han contribuido a esa fractura.
Algunos países interpretan por ejemplo que, a pesar de imponer un embargo de armas sobre Libia, el texto no impide proveer de material militar a la oposición, un punto que rechazan frontalmente otras capitales.
Por ahora, Francia, Italia y Reino Unido -miembros de la Alianza- han anunciado su intención de enviar expertos militares a Libia para ayudar a los rebeldes en su lucha contra Gadafi.
Mientras tanto, los aviones aliados han endurecido en los últimos días su ofensiva contra las fuerzas del régimen de Trípoli, a las que acusan de atacar indiscriminadamente a la población civil.
A pesar de que insiste en que su rol no es forzar un cambio de régimen, la intención de la OTAN es mantener la presión militar contra Gadafi hasta que éste abandone el poder, pues considera que la amenaza contra la población no desaparecerá hasta que esto ocurra.
Así lo declaró el secretario general aliado tras reunirse el 15 de abril con los ministros de Exteriores de la organización y los líderes de Francia, Estados Unidos y Reino Unido, los tres países que han desarrollado el grueso de los ataques.