Al menos 40 personas murieron este jueves en Siria, entre ellas diez soldados desertores, en varias acciones represoras de las fuerzas leales al régimen del presidente Bachar al Asad, según un grupo opositor. Los Comités de Coordinación Local (CCL) informaron en un comunicado de que la mitad de las víctimas mortales se registraron en la provincia septentrional de Idleb, donde fueron hallados 19 cadáveres en las vías del tren.
Los cuerpos pertenecen a civiles que trataban de huir a Turquía pero que fueron detenidos y ejecutados por las fuerzas de seguridad, según los CCL, que indicaron que otras dos personas murieron en Idleb en otros ataques.
Además, en esa provincia, en la localidad de Kafarumeh, las fuerzas de seguridad se desplegaron en las principales plazas y dispararon contra los manifestantes. Las demás víctimas mortales se produjeron en la provincia central de Hama (13), en la meridional Deraa (dos), en los alrededores de Damasco (dos), en la región oriental de Deir el Zur (uno) y en la central de Homs (uno).
En Hama, los efectivos gubernamentales atacaron la localidad de Kafar Nabudeh, donde al menos diez personas perdieron la vida por los bombardeos. También en esa provincia, las fuerzas de seguridad dispararon contra un microbús que circulaba por una carretera que mantenían cortada. Mientras, las fuerzas leales a Al Asad lanzaron una ofensiva contra la ciudad de Deraa, que incluyó bombardeos indiscriminados y choques con un grupo de desertores, explicó a Efe por teléfono un vecino que se identificó como Abu Walid.
Desde el inicio de las protestas, más de 5.400 personas han muerto, según los datos de la ONU ofrecidos en enero pasado, aunque desde entonces el organismo no puede calcular una cifra fiable. La oposición siria estima que las víctimas civiles superan las 6.000 e incluso hay países, como Arabia Saudí, que hablan de más de 7.000 muertos.