Al menos 19 personas murieron hoy en dos ataques suicidas registrados en dos procesiones chiíes en Lahore y Karachi, las dos ciudades más pobladas de Pakistán, informaron a Efe fuentes policiales.
El primer atentado tuvo lugar en la oriental Lahore, cuando un suicida al que la Policía describió como un adolescente de 16 años fue obstaculizado por los agentes cuando intentaba romper un cordón de seguridad.
Consultada por Efe, una fuente policial cifró en 12 los muertos y en 58 los heridos.
El ataque tuvo lugar cerca de la Puerta de Bhati y del bazar de Urdu, en una zona en la que devotos sufíes -ligados a la tradición mística del islam- celebraban el aniversario de un santo persa, por lo que se trataba de una procesión chií.
En declaraciones retransmitidas por los canales de televisión paquistaníes, el jefe de la Policía de Lahore, Aslam Tarín, explicó que entre los muertos hay varios agentes y confirmó que la procesión era el objetivo del suicida.
Tarín aseguró que se habían instalado "tres o cuatro" aros concéntricos de seguridad y elogió a los agentes por haber impedido un baño de sangre.
El jefe de la Policía, que previamente había dicho a los medios que el suicida tenía entre 13 y 14 años, elevó luego a 16 años su edad.
A unos dos kilómetros de esta zona se halla el santuario sufí de Datar Darbar, que ya fue objeto de un ataque terrorista que dejó medio centenar de muertos en julio de 2010.
Poco después, otro suicida, en esta ocasión subido en una motocicleta, se empotró contra un furgón policial y mató a siete personas en Karachi, informó a Efe una fuente policial.
Entre los fallecidos hay tres miembros de las fuerzas de seguridad y cuatro civiles, según la fuente, que no pudo precisar el número de heridos.
Este segundo ataque se registró en el barrio de Malir, donde también tenía lugar una procesión chií, aunque fue el furgón policial el que sufrió las consecuencias de la explosión.
Durante los últimos años, en las dos ciudades más pobladas de Pakistán se han registrado varios atentados, muchos de ellos de corte sectario, organizados supuestamente por grupos integristas suníes vinculados a los talibanes, como el Lashkar-e-Jhangvi o el Sipah-e-Sahaba.
Los chiíes, la minoría ahmadí o los sufíes, que abarcan un amplio espectro de corrientes islámicas moderadas, son un blanco habitual de estas redes integristas suníes.
Los santuarios, las mezquitas y las procesiones de fieles de diferente signo siguen sin estar a salvo del terrorismo en Pakistán.
Según un estudio del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz (PIPS), en 2010 se registraron un total de 2.113 ataques insurgentes, terroristas o de corte sectario, que acabaron con la vida de 2.913 personas y dejaron heridas a otras 5.824.