Miles de personas se concentraron en ciudades como Tel Aviv, Haifa y Jerusalén para expresar su repulsa a la violencia y exigir al Gobierno de Benjamín Netanyahu el fin de la instigación extremista, tras dos días de ataques contra la comunidad gay y la familia palestina Darawsha, que han conmocionado al país.
En la madrugada del viernes un bebé palestino murió y otros tres miembros de la misma familia resultaron heridos críticos en un incendio premeditado contra una vivienda en la localidad cisjordana de Duma y atribuido, según todas las sospechas, a radicales judíos.
El suceso se producía pocas horas después de que el jueves seis participantes en la marcha del orgullo gay en Jerusalén resultaran heridos al ser apuñalados por un judío ultraortodoxo que había salido de prisión recientemente tras cumplir una pena por un ataque similar hace una década.
La mayor de estas concentraciones tuvo lugar en Tel Aviv, convocada por la organización pacifista Paz Ahora (Shalom Ajshav), en la que se dieron cita miles de personas que abarrotaron la céntrica plaza Rabín poco antes de concluir la jornada sabática.
Bajo el eslogan de "el odio asesina", los asistentes portaban banderas y pancartas en las que se leía "La incitación de la derecha asesina", "Este es el precio del terrorismo" o "Cuando no hay paz, viene la guerra".
En la concentración se guardó un minuto de silencio para recordar al bebé Alí Darawsha, muerto el viernes, mientras su hermano de 4 años se debate entre la vida y la muerte, según dijeron hoy médicos del hospital Shiva, próximo a Tel Aviv, donde también se encuentra ingresada la madre, mientras que el padre se encuentra en otro hospital de Beersheva (sur de Israel).
El jefe de la oposición israelí y líder laborista, Isaac Herzog, calificó los hechos de "pogromo judío" y aseguró: "Lloramos por el bebé y lloramos por la familia y rezamos al dios que todos compartimos. El terrorismo es terrorismo y punto. Los terroristas son terroristas y punto. Tiendo la mano al pueblo palestino y a sus dirigentes (...) y les pido que hagamos la paz".
"Si yo estuviera en la posición del primer ministro le diría al Shabak (servicio de Inteligencia interno) y los organismos de seguridad que luchen contra el terrorismo judío como lo hacen con el islamista", prosiguió.
La dirigente del partido de pacifista de izquierdas Meretz, Zehava Galón, coincidió en que lo ocurrido era obra del "terrorismo judío, el Estado Isámico (EI) judío".
El discurso más emotivo del evento fue el pronunciado por Nasser Dawasha, tío del bebé fallecido, recibido con aplausos y que causó profunda conmoción al describir el incidente y narrar como Rihan, la madre del pequeño, "vio como su bebé se quemaba sin poder hacer nada para salvarle" y pedir al gobierno de Israel que "el suceso de Duma no vuelva a ocurrir".
"Somos un pueblo bajo ocupación, queremos que den con los responsables y les lleven ante la Justicia. Queremos seguridad para Duma y todas las aldeas palestinas", dijo antes de agradecer las muestras de apoyo recibidas.
"Antes de Ali también estuvo Mohamed Abu Jdeir (el adolescente palestino raptado y asesinado hace un año por tres radicales judíos), y no sabemos quién será la próxima víctima", dijo.
"La instigación a la violencia comienza por el Gobierno, el primer ministro que dice que los árabes van en masa a las urnas, el de Educación que apoya a los delincuentes que atacan a soldados, rabinos que escriben libros que dicen porqué hay que matar a árabes", dijo a Efe Dafna Shajar, una participante en Tel Aviv con una bandera del arcoiris al hombro.
En paralelo se produjo otra concentración en el parque Meir de esta ciudad en protesta por el apuñalamiento en Jerusalén, que conmemoró otro ataque ocurrido hace seis años contra un centro juvenil de la comunidad gay de Tel Aviv en el que murieron dos jóvenes y una quincena resultaron heridos.
Entre los oradores intervino el expresidente israelí Simón Peres, quien aseguró: "Nos hemos concentrado aquí para salir a una guerra de Independencia. La independencia de Israel de la enfermedad".
El centro de Haifa se concentraron medio millar de personas bajo el eslogan "Contra los crímenes de la ocupación" y "Haifa indignada con orgullo", la plaza Sión de Jerusalén albergó otra manifestación a la que acudieron más de mil personas.
En esta última el principal orador fue el presidente israelí, Reuvén Rivlin, que dijo "Las llamas se están extendiendo por nuestra tierra, llamas de violencia, de odio de falsedad, creencias distorsionadas y retorcidas. Llamas que conducen al derramamiento de sangre en nombre de la Torah, de la ley, la moralidad y en el nombre del amor a la tierra de Israel".