Angela Merkel aborda sin tapujos el tabú de la inmigración y declara que en Alemania la multiculturalidad ha fracasado. "Nos hemos autoengañado", decía la canciller ante jóvenes de su partido, "pensando que los inmigrantes no se iban a quedar, que se irían". Y concluía: "permitir que personas de diferentes culturas vivan sin integrarse y sin cumplir con los deberes que marca el Estado de derecho, no funciona".
Merkel plantea sin complejos históricos un debate abierto en Alemania y en Europa que preocupa a la opinión pública.
Italia y Francia se anticiparon al aplicar polémicas políticas de repatriación de ilegales que violaban la ley y vivían en guetos. Ahora la canciller endurece las exigencias a los que quieran vivir allí. "Su opinión es demasiado radical y no refleja la realidad, ni nuestro estilo de vida".
En el discurso del aniversario de la reunificación el presidente Wulff admitió que el Islam forma parte del paisaje nacional, pero pidió a los cinco millones de musulmanes que viven en Alemania que aprendan el idioma y advirtió: "los que no se integren y acepten los valores cristianos están de más".
El mensaje levanta críticas en el barrio turco de Berlín, donde vive la tercera gereración de inmigrantes. "No ayuda a la convivencia intercultural". Malestar también en Turquía. Merkel sugiere que la alianza de Civilizaciones en un mismo país ha naufragado. Hace una semana reprochó al primer ministro Erdogan la escasa integración de la comunidad turca en Alemania.