La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, dieron la imagen de una gran coalición europea socialista y cristianodemócrata -semejante a la que gobierna en Alemania- como fórmula frente al auge de las diversas corrientes populistas que se ciernen sobre la UE.
"Queremos construir juntos Europa", apuntó Hollande, desde la isla alemana de Rügen, en una breve declaración conjunta con la canciller, a modo de apertura del encuentro informal que ambos prolongarán hasta mañana.
"Tenemos muchos problemas que abordar. Este es el marco adecuado", añadió Merkel ante una reunión programada meses atrás - y empañada ahora por la crisis ucraniana- como visita estratégica de Hollande (su gran aliado europeo) a su circunscripción electoral.
Se parte de la base de que Merkel y Hollande buscarán una posición común para las sanciones que la UE amenaza con imponer a Rusia -la llamada tercera fase-, como medida de presión si Moscú interfiere en la prevista celebración de los comicios ucranianos, el 25 de mayo, la misma fecha en que se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo.
La visita se abrió entre gestos y frases de cortesía explícita por parte de Merkel hacia el presidente francés, quien le agradeció a la canciller "maravilloso gesto" de invitarle, mientras aquella alababa, de antemano, el "distendido" ambiente de la cita.
El encuentro tenía perfiles hasta idílicos, a tres semanas de unas elecciones europeas de las que, según los sondeos, Hollande puede salir aún más debilitado en Francia y con el ultraderechista Frente Nacional con moral de vencedor.
El lugar elegido era la circunscripción de Merkel, por mucho que ella y su Unión Cristianodemócrata (CDU) no precisan apoyos externos, ya que los sondeos le otorgan una amplia ventaja sobre el Partido Socialdemócrata (SPD) -40% contra 23%-.
A la recepción en el puerto de Sassnitz, a orillas del Báltico, y la breve declaración conjunta siguió un paseo por el litoral y, de acuerdo con el programa oficial, la jornada concluirá con una cena en honor del presidente francés.
Con dinámica parecida se ha planificado la jornada del sábado -visita a la ciudad de Stralsund, su iglesia y luego otra declaración conjunta-, diseñada para exhibir armonía bilateral.
Según fuentes gubernamentales alemanas, ambos líderes se proponen "tomarse su tiempo" para abordar, a lo largo de ese encuentro, cuestiones que van del conflicto en Ucrania a los comicios europeos.
Asimismo, se prevé que traten los planes de alianza entre la francesa Alstom y la alemana Siemens, fórmula que París favorece frente a la oferta de la estadounidense General Electric (GE), cuestión que discutirán en paralelo sus titulares de Economía -Sigmar Gabriel y Arnaud Montebourg-, desde Berlín.
Por encima de cuestiones específicas, en medios alemanes -desde Der Spiegel a la televisión pública ARD- prolifera estos días el término gran coalición, pero escala europea, de acuerdo con el modelo de gobierno alemán que preside Merkel e integran cristianodemócratas y socialdemócratas.
JUNCKER Y SCHULZ, LOS DOS ASPIRANTES A PRESIDIR LA COMISIÓN EUROPEA
Los dos principales aspirantes a presidir la Comisión Europea (CE), el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker y el socialdemócrata alemán Martin Schulz, se comportaron ya el día anterior, en el cara a cara ante la televisión pública germana, casi como colegas, más que contrincantes.
Schulz se presentó como el correctivo que precisa Europa para la política de austeridad de Merkel, mientras que Juncker lo hizo como garante de la estabilidad frente a cualquier crisis.
Pero, por encima de algunas diferencias, los 90 minutos de debate se movieron en términos de un fair play, al parecer, tan previsible, que atrajo apenas a 1,79 millones de espectadores, cuatro millones menos que la audiencia habitual en esa franja horaria para la cadena pública afectada, la alemana ZDF.
Schulz y Juncker -de 58 y 59 años, respectivamente, y un nivel de competencia y trayectoria europea similares- no parecen destinados a arrastrar multitudes, de momento, a los mítines ni ante la pantalla.
Sobre los comicios planea la sombra de la abstención -lo que, según los expertos favorece a las formaciones minoritarias y al populismo-, después de que en las europeas de 2009 la participación se situara en el 43%, claramente por debajo del 73% que se registra en unas generales.