El expresidente sudafricano Nelson Mandela, de 93 años, ingresó hoy en un hospital por un dolor abdominal, pero no corre peligro y podría ser dado de alta mañana, domingo, o el lunes, informó el Gobierno de Sudáfrica.
La hospitalización de Mandela, considerado por sus compatriotas un héroe nacional, ha reavivado la preocupación en Sudáfrica por su frágil estado de salud, del que hacía tiempo que no se tenía noticia, y las muestras de apoyo al venerado exmandatario.
El primer presidente negro de Sudáfrica y líder de la lucha contra el régimen racista del apartheid fue internado hoy en un hospital sudafricano por un "dolor abdominal prolongado", anunció a primera hora de la mañana el Gobierno en un comunicado.
En un segundo comunicado, la Presidencia sudafricana explicó que el exmandatario se encuentra "fuera de peligro" y en una "situación satisfactoria" y "confortable" en un hospital, cuya ubicación permanece en secreto, pese a que durante la jornada se especuló con que podría estar en Johannesburgo o Pretoria.
"Madiba (como se conoce popularmente a Mandela en su país) está bien y completamente consciente. Y los doctores están satisfechos con su estado, que dicen que corresponde a su edad. Él tenía buena salud antes de su ingreso en el hospital, pero los médicos pensaron que su molestia requería un análisis a fondo", señala la nota.
"Estamos contentos de que no haya peligro y agradecemos a los médicos su magnífico trabajo y profesionalidad. Está recibiendo buen tratamiento médico y se espera que sea dado de alta, bien mañana o el lunes", agrega el segundo comunicado.
Mac Maharaj, portavoz del presidente sudafricano, Jacob Zuma, aseguró a Efe que Mandela "no ha sido ingresado de urgencia" y que "es una visita que ya estaba programada".
Las reacciones sobre la hospitalización del hombre más popular de Sudáfrica no tardaron llegar, y su nieta mayor, Ndileka Mandela, dijo no estar preocupada por su abuelo y aseguró que el pasado miércoles se encontraba en "perfecto estado de salud".
El Congreso Nacional Africano (CNA), partido en el Gobierno desde que Mandela lo catapultara a la Presidencia en 1994, aseguró hoy que "no hay motivo para entrar en pánico" por la admisión de su exlíder en un centro médico.
La noticia de la hospitalización de Mandela suscitó no solo inquietud por su delicada salud, sino también un gran revuelo mediático.
El Gobierno sudafricano centralizó toda la información en el Gabinete de la Presidencia, para evitar las especulaciones ocurridas hace un año, cuando Mandela, premio Nobel de la Paz de 1993, ingresó en un centro de Johannesburgo aquejado un problema respiratorio.
Los medios de comunicación enviaron hoy periodistas a los principales hospitales de Johannesburgo y la capital, Pretoria, para tratar de localizar al expresidente, así como a su casa de Houghton, en Johannesburgo.
Un fotógrafo fue detenido en el Hospital Militar Número Uno de Pretoria, cuyo perímetro fue precintado por soldados del Ejército sudafricano, por captar fotos del recinto, si bien fue puesto en libertad tras borrar las imágenes.
La sociedad sudafricana reaccionó a la noticia mostrando su apoyo a través de las redes sociales y los medios de comunicación, que habilitaron líneas para el envío de mensajes.
Además, los sindicatos sudafricanos y el principal partido de la oposición, la Alianza Democrática, expresaron su preocupación por la hospitalización de Mandela, al que desearon una pronta recuperación.
Mandela dejó hace un mes su casa de Qunu (sureste de Sudáfrica) para regresar a Johannesburgo, supuestamente para realizarse un chequeo rutinario, según explicaron a Efe fuentes cercanas a la familia en aquel momento.
El líder de la lucha contra el apartheid permanece bajo vigilancia médica desde que fuera ingresado en enero de 2011 en el hospital de Milpark de Johannesburgo.
Mandela, que se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica en 1994 después de pasar 27 años en prisión, fue dado de alta en febrero del año pasado y enviado a su casa de Houghton.
Pocos días antes de cumplir 93 cumpleaños, en julio de 2011, Mandela se trasladó a su casa de Qunu, lugar donde pasó su juventud, acompañado de un equipo médico.
La última aparición pública de Mandela fue en la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010, que ganó España.