La defensora de los derechos de las niñas en Pakistán, Malala Yusufzai, de 15 años, se encuentra estable, tras haberle sido extraída una bala del cuello después del ataque de los talibanes que sufrió ayer cuando volvía de la escuela. En una operación que duró tres horas, los médicos le extrajeron la pasada madrugada un proyectil -de los dos que recibió- que se le había alojado en el cuello, cerca de la médula espinal, según el diario Express Tribune.
Los doctores han aconsejado que sea trasladada fuera del país para recibir un mejor tratamiento y varios medios afirman que será llevada a Dubái en cuanto el equipo médico lo autorice.
La niña adquirió relevancia internacional hace tres años, cuando se conoció su identidad después de explicar bajo pseudónimo en un blog el régimen de terror impuesto por los talibanes en su región natal del Valle de Swat, en el extremo norte de Pakistán.
Aquella osadía y la de su familia, que la animó a seguir yendo a la escuela a pesar de la prohibición de los integristas contra la educación de niñas, le valió duras amenazas del grupo talibán local, dirigido por el 'maulana' (o maestro) Fazlulá.
A pesar de que los talibanes fueron expulsados de Swat en 2009, la amenaza siguió vigente y ayer se materializó cuando la joven volvía junto a dos compañeras de realizar unos exámenes en la escuela.
"Dos hombres detuvieron el vehículo, preguntaron quién era Malala y le dispararon a ella y a sus colegas", dijo hoy a Efe un responsable policial de Swat, Wazir Badshá, quien reconoció que nadie ha sido aún arrestado por la agresión.
LOS TALIBANES REIVINDICARON EL ATENTADO COMO "UNA OBLIGACIÓN DE LA SHARIA"
Los talibanes reivindicaron el ataque en un extenso comunicado enviado a medios locales en el que afirmaban que "Malala fue atacada por su papel pionero en la prédica del secularismo y de la llamada ilustración moderada".
El texto, firmado por el portavoz de los talibanes agrupados bajo las siglas TTP, Ensanulá Ehsán, recurre a pasajes del Corán para justificar el ataque a niñas y dice que matar a Malala era una "obligación bajo la 'sharía' (ley islámica)".
El ataque ha tenido gran impacto en el país, donde Yusufzai recibió el año pasado el Premio Nacional de la Paz por su defensa de la educación de las niñas como ella frente a los postulados de los integristas radicales. "Estamos a muerte contra la coeducación y el modelo educativo secular, y la 'sharía' nos ordena ir contra él", reza el comunicado de reivindicación de los talibanes.
Malala se convirtió en un símbolo de la lucha de las nuevas generaciones, en especial de las niñas, por poder acceder a la educación a pesar de los postulados conservadores que aún imperan en buena parte de la sociedad paquistaní.
El atentado ha suscitado la condena de todas las autoridades de Pakistán, con el presidente, Asif Alí Zardari, y el primer ministro, Rajá Pervez Ashraf, a la cabeza, pero también de voces llegadas de fuera del país. "El futuro de Pakistán pertenece a Malala y las valientes jóvenes como ella. La historia no recordará a los cobardes que intentaron matarla en la escuela", dijo a través de Twitter la representante de EEUU en Naciones Unidas, Susan Rice.