Al menos nueve personas murieron hoy en las ciudades de Homs (centro) e Idleb (norte) por la represión del régimen sirio, en una jornada en la que Damasco fue escenario de marchas multitudinarias a favor del presidente Bachar al Asad.
Los opositores Comités de Coordinación Local informaron, en un comunicado, de la muerte de al menos cinco personas en Homs y otras cuatro en Idleb, aunque el grupo opositor no especificó en qué circunstancias.
Los Comités afirmaron también que muchos de los habitantes de Homs abandonaron hoy sus casas y cruzaron la frontera con el Líbano a través del paso de Al Arida, huyendo de la violencia que sacude el país desde mediados del pasado mes de marzo.
Además, en la localidad de Harasta, en los alrededores de Damasco, más de diez autobuses que transportaban efectivos de las fuerzas de seguridad entraron en la ciudad, cuyas comunicaciones están cortadas.
También cerca de la capital, en Domair, un grupo de estudiantes que pedía la caída del régimen fue perseguido y tiroteado por las fuerzas de seguridad.
En la población de Jassem, en la provincia de Deraa, en el sur del país, varias personas resultaron heridas como consecuencia de otro tiroteo que comenzó cuando el ejército intentó dispersar una manifestación estudiantil.
Estos hechos ocurrieron horas después de que los Comités informaran de que varios proyectiles RPG impactaron contra un edificio del partido gobernante Baaz en el centro de Damasco, lo que fue negado por el Gobierno sirio.
Esta nueva jornada de violencia coincide con la entrada de la crisis siria en una encrucijada, al rechazar la Liga Árabe las condiciones de Damasco para recibir a la misión de observadores árabes, una medida que según el Gobierno sirio "rompe la soberanía nacional".
Más de 3.500 personas han muerto en Siria desde el comienzo de las revueltas a mediados de marzo pasado, según las últimas cifras de Naciones Unidas.