El presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, impuso hoy el estado de excepción y toque de queda en la ciudad de Zhanaosen, donde ayer se produjeron violentos disturbios que causaron la muerte de al menos 11 personas.
El decreto presidencial, difundido por la televisión kazaja, indica que el estado de excepción se impone a partir de hoy por un plazo de 20 días a fin de "garantizar la seguridad de los ciudadanos".
El estado de excepción prevé "reforzar el orden público y la seguridad de las instalaciones estatales y estratégicas".
Entre otras medidas queda limitada la entrada y salida de ciudadanos y de medios de transporte en la zona de excepción, prohibida la celebración de mítines, manifestaciones, actos públicos y huelgas.
El decreto impone la confiscación provisional de armas, municiones, explosivos y sustancias tóxicas y prohíbe su venta durante el período de vigor del estado de excepción.
También queda restringida la distribución de fármacos, estupefacientes y bebidas alcohólicas.
Poco antes de anunciarse el decreto presidencial la fiscalía informó que el número de muertos en los disturbios ascendió a once.
De acuerdo a los datos oficiales otras 86 personas resultaron heridas y 70 fueron detenidas.
Durante los enfrentamientos fueron incendiados la sede del Akimat local (Gobierno regional), hoteles y edificios administrativos de la compañía (petrolera) Ozenmunaigaz, filial del consorcio estatal KazMunaiGaz que se encarga de la producción y distribución de hidrocarburos.
De acuerdo a fuentes independientes el detonante de los actuales disturbios fue la huelga declarada hace varios meses por los trabajadores de Ozenmunaigaz y en la que los operarios demandan un aumento de los salarios.
La indignación de los huelguistas fue en aumento en las últimas semanas después de que la dirección de la petrolera no sólo desoyera sus demandas, sino que despidiera a cerca de un centenar de trabajadores.