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La crisis en la eurozona y particularmente el futuro incierto de Grecia en el euro será uno de los principales asuntos que analizarán hoy los líderes del G8, que harán hincapié en la necesidad de fomentar el crecimiento pero sin dejar de lado las reformas estructurales y la consolidación fiscal.

Los líderes europeos -Alemania, Francia, Reino Unido e Italia-, así como los máximos responsables de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, acuden a la cumbre siendo plenamente conscientes de que tendrán que escuchar las preocupaciones de los jefes de Gobierno y de Estado no europeos sobre la grave crisis por la que atraviesa Europa, pero se defenderán con la agenda por el crecimiento que preparan.

Esa agenda será presentada la próxima semana en la cena informal de líderes de la UE y será formalizada en la cumbre de junio.

Incluye, entre otros elementos, los "bonos proyecto" para financiar infraestructuras clave y el aumento del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en al menos 10.000 millones de euros.

En lo que ha sido interpretado en Europa como un cambio de política, el presidente estadounidense y anfitrión de la cita, Barack Obama, que ha abogado en el pasado por el estímulo, defiende ahora un "enfoque equilibrado" que combine el crecimiento y la creación de empleos con la austeridad y el control fiscal, tal y como defiende la Unión Europea.

Los líderes europeos defenderán su estrategia.

"Tenemos que dar pasos hacia el crecimiento mientras mantengamos el curso para poner nuestras finanzas en orden. La estabilidad y el crecimiento son elementos complementarios. Son dos lados de la misma moneda y unas finanzas públicas sólidas, reformas estructurales y una inversión enfocada son los ingredientes claves de la respuesta europea a la crisis", afirmó el viernes el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

"Confío en que nuestros socios del G8 reconozcan los méritos de los progresos que hemos hecho", señaló.

Más allá de la crisis de la deuda, en la agenda de hoy figura el deseo de Obama de abordar el problema de los precios del petróleo y quizás una propuesta para recurrir a las reservas estratégicas con el fin de limitar la volatilidad, sobre todo de cara al embargo que entrará en vigor en Europa para las importaciones de crudo iraní.

Barroso dijo ayer que la UE está dispuesta a conversar sobre este asunto con EEUU, pero que es igualmente importante hablar con los países productores y con la Agencia Internacional de la Energía.

"Si fuera necesario podríamos actuar en común para prevenir (...) un impacto en la economía global", subrayó.

El G8 hará además una promesa para garantizar un suministro asequible de la energía y un esfuerzo para reducir los contaminantes medioambientales de corta duración.

Habrá, asimismo, un llamamiento por parte de EEUU a que los demás socios no abandonen, tras la retirada de las tropas de Afganistán en 2014, las ayudas económicas a ese país.

El G8 pretende avanzar igualmente en el "Partenariado de Deauville", lanzado el año pasado para apoyar el proceso de reformas en los países árabes y que en esta ocasión se centrará en la gobernanza, los acuerdos comerciales y la recuperación de activos.

La llamada "nueva alianza para la seguridad alimentaria y la nutrición" impulsada por Obama buscará, por su parte, más inversiones del sector privado en la agricultura en seis países africanos: Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Costa de Marfil, Tanzania y Mozambique.

Por ello, el mandatario ha invitado a cuatro líderes africanos para dar relieve a su propuesta.