El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, se encuentra hoy en la cuerda floja debido a sus polémicas reuniones con el embajador ruso en Washington durante la campaña presidencial, unos encuentros que ocultó a los legisladores del Senado durante las audiencias de su confirmación en el cargo.
Un portavoz del Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó a Efe dos encuentros con el embajador ruso Sergey Kislyak, si bien afirmó que Sessions no incumplió ninguna regla al mantener esas reuniones como miembro del Comité de Servicios Armados del Senado y no de parte de la campaña del hoy presidente, Donald Trump.
"Nunca me he visto con funcionarios rusos para discutir sobre temas de la campaña", dijo en un comunicado Sessions, quien considera "falsas" las informaciones que insinúan que podría haber conocido los intentos rusos para supuestamente influir en las elecciones con ataques a la excandidata Hillary Clinton.
Esas conversaciones entre Sessions y Kislyak versaron sobre la relación entre los dos países y, aunque en 2016, los embajadores solían hacer comentarios sobre las elecciones, "no fue el fondo de la discusión", según dijo a Efe un alto funcionario del Gobierno, que pidió el anonimato.
Las declaraciones del Departamento de Justicia no han satisfecho a los demócratas, cuyo líder en el Senado, Chuck Schumer, pidió hoy la dimisión de Sessions y solicitó, además, que se designe a un fiscal independiente sin relación con el Gobierno de Trump para investigar los supuestos nexos entre el presidente y el Kremlin.
"Por el bien del país, el fiscal general Sessions debería dimitir (...). Las revelaciones que conocimos la pasada noche son especialmente problemáticas", aseguró hoy Schumer en una rueda de prensa desde el Capitolio.
Varios legisladores republicanos, como el influyente congresista Jason Chaffetz, se han sumado a las peticiones para que Sessions se inhiba de las investigaciones relacionadas con la supuesta interferencia de Rusia en las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos mediante ataques cibernéticos.
Hoy mismo, Sessions cambió su postura y se mostró dispuesto a apartarse de la investigación, un asunto del que es el máximo responsable como fiscal general, un cargo similar al de ministro de Justicia.
"He dicho que cuando sea apropiado me inhibiré. No hay duda acerca de eso", enfatizó el secretario de Justicia en declaraciones a la cadena NBC.
Lo que más ha molestado a los legisladores es que Sessions no reveló sus conversaciones con el embajador ruso durante una audiencia en el Senado para ser confirmado como fiscal general y en la que el senador demócrata Al Franken le preguntó precisamente si alguien de la campaña de Trump se había comunicado con el Kremlin.
"No tengo conocimiento de ninguna de esas actividades. Me han llamado a participar una o dos veces en la campaña y no he tenido comunicaciones con las rusos", dijo entonces Sessions.
La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acusó a Sesions de haber cometido el delito de perjurio al haber "mentido bajo juramento" y hoy algunos legisladores han pedido en una carta al director del FBI, James Comey, que abra una investigación criminal contra Sessions.
Sin embargo, para la portavoz del Departamento de Justicia, Sarah Isgur Flores, no había "nada engañoso" en la respuesta que dio Sessions a los legisladores, porque fue preguntado "sobre las conversaciones entre Rusia y la campaña de Trump, no sobre las reuniones que mantuvo como senador y miembro del Comité de Servicios Armados".
El Gobierno considera normales los contactos entre embajadores y miembros del Comité de Servicios Armados del Senado, pero The Washington Post preguntó a los 26 senadores que formaban parte de ese comité el año pasado y 20 de ellos dijeron que no se habían reunido con el embajador ruso en ningún momento de 2016.
Según el Departamento de Justicia, en calidad de senador y miembro del Comité de Servicios Armados del Senado, Sessions mantuvo el año pasado 25 conversaciones con embajadores de diferentes naciones, como Reino Unido, Japón, Polonia, India, China, Canadá, Australia, Alemania y Rusia.
El primer encuentro con el embajador ruso se produjo en julio, cuando Sessions dio un discurso ante más de 50 embajadores y un pequeño grupo se acercó a él cuando dejaba el escenario.
En ese grupo estaba el embajador ruso, que frente al resto de representantes agradeció a Sessions su discurso y le invitó a varios eventos que la legación rusa estaba organizando, aunque el entonces senador no se comprometió a nada, aseguró a Efe un alto funcionario que pidió el anonimato.
Según el Departamento de Justicia, Sessions y Kislyak se encontraron por segunda vez el 8 de septiembre, momento en el que el portal WikiLeaks publicó gran cantidad de correos electrónicos de miembros de la campaña de Hillary Clinton.
Las revelaciones sobre Sessions han abierto una nueva crisis en el Gobierno del presidente, Donald Trump, que ya hace unas semanas vio marchar al entonces asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, el general Michael Flynn, por los contactos que mantuvo con el embajador ruso antes, durante y después de las elecciones.