El Ejército mexicano destruyó hoy casi 7.000 armas, entre ellas pistolas, fusiles de asalto y granadas de gran potencia que fueron decomisadas al crimen organizado, un evento del que fue testigo el presidente Felipe Calderón.
Previo a la ceremonia de destrucción del armamento en una guarnición militar, los oficiales mostraron al mandatario los diversos tipos, características y marcas de las armas, desde pistolas "matapolicías" o la llamada "águila del desierto", la de mayor poder de penetración.
"Pistolas con sus cachas con grabados de la Virgen de Guadalupe, plantas como marihuana, o figuras de animales, y otras bañadas en oro o con incrustaciones de piedras y metales preciosos", explicaron a Calderón.
En la lista mostrada al gobernante se encontraban escopetas de todo tipo, así como diversas subametralladoras, entre éstas las Uzi de patente israelí, pero fabricadas en Estados Unidos.
Los militares también exhibieron fusiles automáticos, AR 15, AK 47 de patente rusa, pero manufacturados en China y Egipto, así como rifles de gran potencia y precisión como el Barrett, usado por los francotiradores para blancos a gran distancia y que penetran cualquier blindaje.
Además, mostraron armas de gran calibre como lanzagranadas de tiro múltiple con gran poder de destrucción y capacidad de penetrar blindajes.
En el evento se destruyeron 15 granadas y tres lanzacohetes, con su respectiva carga.
Tras el proceso de destrucción, los metales serán reciclados para otros usos de la economía, entre estos para la construcción.
Según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), durante el actual Gobierno se han destruido unas 73.000 armas decomisadas a las organizaciones criminales.