Miembros de la disidencia interna cubana acogieron con escepticismo la propuesta del presidente Raúl Castro de limitar el tiempo de los mandatos de los cargos políticos y estatales en Cuba a un máximo de diez años consecutivos.
El economista disidente Oscar Espinosa Chepe consideró que se trata de una medida "muy tardía", aunque admitió que es "una novedad".
A su juicio es tiempo de "empezar a cambiar el monopolio que tiene el Partido Comunista (PCC, único)" que abrió el sábado pasado su VI Congreso centrado en ratificar el plan de reformas económicas para actualizar el modelo socialista y superar la aguda depresión que arrastra el país.
Los ajustes que se plantean en Cuba persiguen actualizar el ineficiente modelo económico del país sin renunciar al socialismo pero con resquicios para la iniciativa privada, el recorte de las abultadas plantillas públicas, más autonomía a la gestión de las empresas estatales y la reducción de gastos sociales eliminando subsidios innecesarios, entre otras medidas.
Al margen de los detalles sobre el proyecto de reformas, el discurso con el que el presidente Raúl Castro abrió el congreso se recordará por la severa reprimenda que dirigió al partido comunista y por varios anuncios de calado como la recomendación de limitar los cargos políticos y estatales a un máximo de diez años.
Entre sus mensajes más relevantes a los mil delegados del cónclave destacaron la necesidad de "desterrar el inmovilismo" basado en "dogmas y consignas vacías", despojar al partido de funciones que no le son propias y que han interferido en la acción del Estado y del Gobierno, y cumplir los acuerdos que se adoptan.
"Creo que es crucial en Cuba terminar con el monopolio de una sola organización que, como el propio presidente Raúl Castro reconoció, ha funcionado muy mal, porque no ha sido capaz de aplicar los acuerdos de sus anteriores congresos", señaló Espinosa Chepe, liberado del "Grupo de los 75" disidentes encarcelados y condenados en 2003.
Opinó que es necesario moverse rápidamente ante la situación económica desesperada que tiene Cuba, "porque eso requiere medidas urgentes", pero ve "una inercia tremenda y un movimiento muy lento" en estas medidas.
Al activista de la "Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional" (CCDHRN), Elizardo Sánchez, le parece que con la propuesta de los plazos para limitar mandatos, "la alta nomenclatura se regala a sí misma otros diez años de continuismo totalitario".
"Más que un anuncio es una amenaza: otros diez años bajo las mismas reglas de gobierno" para seguir "arruinando" la economía y "alimentando la desesperanza" del pueblo cubano.
En cuanto a los derechos civiles y libertades en la isla, Sánchez opinó que no cabe esperar nada del Congreso comunista para mejorar la situación en ese ámbito.
Por su parte, Laura Pollán, portavoz del grupo Damas de Blanco, resaltó del discurso de Raúl Castro su afirmación de que las calles cubanas "son de los revolucionarios", lo que interpreta como dar "bandera abierta a las turbas (de pro-gubernamentales) para agredir" a las personas que salgan a hacer demandas públicas.
En declaraciones tras la marcha dominical que las Damas de Blanco realizan en los alrededores de la habanera iglesia de Santa Rita, Pollán indicó que este colectivo seguirá pidiendo la liberación de presos políticos a pesar de que Castro dio ayer por concluido el proceso de excarcelaciones iniciado el año pasado.
Según este grupo femenino, aún quedan en las cárceles cubanas unos 60 presos políticos.