Decenas de miles de personas se manifestaron hoy en Manama para pedir la dimisión del Gobierno, tras los enfrentamientos de anoche entre chiíes y suníes al sur de la capital que dejaron ocho heridos.
No menos de 80.000 personas salieron a las calles de la capital, en respuesta a la convocatoria de la oposición, según pudo constatar Efe.
Los manifestantes cantaron lemas como "el pueblo quiere la caída del régimen", "sí, sí a Baréin" y "paz, paz" a lo largo de la marcha que transcurrió desde la antigua sede del Consejo de Ministros hasta la emblemática plaza Lulu (perla, en árabe), epicentro de las protestas.
La marcha pasó por delante del puerto financiero de Baréin, sede de algunas de las principales instituciones financieras presentes en la isla.
Durante la protesta, los manifestantes pidieron una nueva Constitución que sustituya a la promulgada en 2002.
Ese es uno de los requisitos para iniciar un diálogo nacional de los seis principales grupos opositores que ayer publicaron una carta dirigida al príncipe heredero de Baréin, jeque Salman bin Hamad al Jalifa.
Otras de sus demandas para comenzar conversaciones son que el Gobierno actual dimita y se elija uno nuevo en las urnas; que el poder legislativo lo ejerza un Parlamento votado por el pueblo y la liberación de los presos políticos.
En un comunicado emitido hoy, los organizadores de la marcha, bautizada como "día de la caída del gobierno", señalaron que han decidido salir a la calles para denunciar al Ejecutivo "dictatorial, injusto y corrupto, por lo que el Gobierno y su primer ministro deben renunciar inmediatamente".
En la nota, nueve grupos opositores, entre ellos Al Wifaq, principal partido de la oposición, enumeraron doce motivos por los que consideran que el Gabinete actual no es válido.
Entre esas razones incluyeron las violaciones de los derechos humanos desde la década de los 70 del siglo pasado, el enriquecimiento ilícito de las autoridades, la ocultación de los gastos de la familia real y la discriminación de ciudadanos.
Además de la marcha hacia la plaza de Lulu, otros miles de activistas antigubernamentales se manifestaron ante el edificio de la televisión estatal BTV en Manama para protestar por lo que describen como la manipulación y cobertura sesgada de las revueltas en los medios de comunicación locales.
Las manifestaciones de hoy se celebran tras enfrentamientos anoche entre miembros de la comunidad chií, mayoritaria en el país, y árabes suníes, procedentes de Siria y Jordania, con ciudadanía bareiní, en la localidad de Hamad, al sur de la capital.
Cientos de personas participaron en los choques de anoche en los que se emplearon espadas, palas, martillos y palos de madera en unos enfrentamientos que terminaron con al menos ocho heridos, según pudo comprobar Efe.
Uno de los heridos tuvo que ser operado en un hospital tras ser agredido con una espada.
La zona de Hamad se encuentra hoy cercada por la policía para impedir que se repitan los sucesos de anoche.
La oposición bareiní se queja de que el Gobierno ha concedido la ciudadanía a los árabes suníes originarios de otros países para alterar la situación demográfica del reino, donde el 70 por ciento de la población es chií, mientras que la minoría gobernante es suní.
Los ciudadanos de origen árabe suní suelen integrar las filas de la policía y del Ejercito.
De hecho, en el comunicado de la marcha de hoy, los grupos opositores se quejaron de que "el gobierno ha destruido la cohesión social con operaciones para conceder la nacionalidad (bareiní) de forma amplia con unos efectos destructivos".
Y aseguraron que entre el 2001 y el 2007 las autoridades han dado la nacionalidad bareiní a 60.000 extranjeros.
En un intento de sofocar las protestas populares, iniciadas el pasado 14 de febrero, el rey de Baréin, Hamad bin Isa al Jalifa, remodeló el pasado fin de semana el Gobierno, lo que implicó la salida de algunas figuras controvertidas y la asignación de nuevas funciones a ministros que ya formaban parte del gabinete.
Sin embargo, esta remodelación ministerial fue calificada de insuficiente por la oposición, que pide una renuncia en bloque del Gobierno antes de participar en el diálogo nacional propuesto por las autoridades.
Baréin es un pequeño país del golfo Pérsico, de 727 kilómetros cuadrados y tan sólo un millón de habitantes, la mitad de ellos extranjeros.