Cuba es "un ejemplo de decrecimiento" en el plano material y energético que "nos puede enseñar a afrontar el pico del petróleo", ya que tuvo que adaptarse a una forzosa falta de suministros de crudo tras el colapso de la URSS, ha explicado en entrevista con Efe el antropólogo social Emilio Santiago Muiño.
Este investigador y activista social que actualmente ejerce la Dirección de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Móstoles, analiza en su nuevo libro 'Opción Cero' el declive energético que se producirá cuando la sociedad alcance el 'peak oil' (pico del petróleo) o tasa máxima de extracción a nivel mundial, tras el cual la producción entraría en declive hasta su agotamiento.
No está claro cuándo ocurrirá ese momento o si ya ha sucedido de hecho, como apuntan los escenarios más pesimistas de la Agencia Internacional de la Energía, que han cifrado el pico máximo de crudo extraído hasta el momento en 2006.
El caso cubano es una aplicación práctica de lo que podría ocurrir a nivel global pues, tras la revolución de 1959 y el bloqueo comercial impuesto por EEUU, el régimen castrista dependía del petróleo garantizado por la Unión Soviética y, al derrumbarse ésta, la economía de la isla se enfrentó a una brusca reducción de más del 50 % de su consumo.
A día de hoy, "Cuba todavía consume un 15 % menos de energía que en 1988", ha apuntado Santiago, lo que le ha obligado a un "reverdecimiento forzoso".
Así, en el caso de la agricultura, que es ecológica "con matices" y en buena medida urbana, "ya que la gente cultiva donde puede", en la actualidad "es capaz de producir todos los alimentos de la dieta cubana".
Esta reorientación hacia lo verde llevó al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) a calificar a Cuba en su informe 'Planeta Vivo' de 2006 como el único país del mundo dotado de desarrollo sostenible, por su capacidad para "combinar una huella ecológica por debajo del límite de la biocapacidad del territorio con un índice de desarrollo humano alto".
Sin embargo, la solución cubana alberga "algunas sombras" porque la transición fue "obligatoria" y "políticamente muy difícil de extrapolar al contexto actual", ha precisado Santiago.
Además, "no es igual la situación de un país que se hunde en una pobreza energética muy severa rodeado de un mundo que energéticamente es funcional, que un escenario global de 'peak oil', donde la escasez de suministros generaría tensiones muy complejas", ha subrayado.
Este experto ha asegurado que en su libro desmonta "el mito del desarrollo sostenible cubano" al describir, entre esas "sombras", el "sentimiento de vergüenza colectiva" que experimentó su ciudadanía durante el período posterior al fin de la URSS.
"La izquierda verde tiene a idealizar el caso de Cuba", ha subrayado, pero sus propios ciudadanos entendieron "la regresión" de los años 90 del siglo XX como un auténtico castigo y "mucha gente quiso salir de ahí, lo que nos da una idea del tipo de construcción del deseo de las sociedades, sean socialistas o no, y lo difícil que será hacer eso compatible con la sostenibilidad" en el futuro.
A juicio de Santiago, vamos hacia "horizontes mucho más austeros en lo material y energético" por lo que habrá que promover la idea de una "pobreza lujosa" que alimente nuevos modelos de felicidad, más basados en las relaciones personales y experiencias "a través de un discurso seductor que entienda que este empobrecimiento energético es una oportunidad".
Este especialista ha analizado el caso cubano a lo largo de seis años tras conocerlo en primer plano pues vivió allí mientras trabajaba en su tesis doctoral sobre "Sostenibilidad y socialismo en la Cuba postsoviética: estudio de una transición sistémica ante el declive energético del siglo XXI", de donde ha emergido su obra.