El giro emprendido por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, en la política que va a desarrollar hacia Cuba y Gibraltar han provocado las primeras disensiones diplomáticas, rebasado el primer mes desde su llegada al cargo.
García-Margallo ha reavivado dos de los tradicionales asuntos sensibles de la política exterior española al marcar distancias con la línea de actuación mantenida por el Gobierno del PSOE en los últimos años.
Después de que su antecesora en el cargo, Trinidad Jiménez, optara por el pragmatismo como eje de actuación, García-Margallo ha preferido dejar clara desde el principio cuál será su postura en cuestiones espinosas, como la de Gibraltar o Cuba.
El cruce de reacciones suscitadas en torno a uno y otro caso "no debe presentarse como un conflicto o un roce diplomático", han puntualizado a Efe fuentes de Exteriores.
Según este departamento, García-Margallo se ha limitado a "manifestar la posición que defiende España respecto a estos asuntos", sin ánimo de querer perturbar las relaciones con Cuba o el Reino Unido.
Sobre el contencioso del Peñón y en sintonía con el programa electoral del PP, el ministro es partidario de reanudar con el Reino Unido la negociación sobre la soberanía a través del llamado Proceso de Bruselas (1984).
Este marco establece que son a España y el Reino Unido a los que corresponde discutir esta materia de forma bilateral.
El primer ministro británico, David Cameron, en cambio, sostuvo el pasado miércoles ante el Consejo de Europa que corresponde a Gibraltar decidir su futuro.
García-Margallo replicó enviándole una carta, en la que recuerda que el derecho de autodeterminación de los llanitos no está contemplado ni en el Tratado de Utrecht (1713), ni en las resoluciones de la ONU.
La misiva, según Exteriores, "no tiene tono de protesta", sino que recuerda la doctrina que España ha venido defendido desde hace años sobre el litigio.
"No se ha dicho nada que no se sepa, pero ante lo que afirmó Cameron, era necesaria una explicación", argumentan las fuentes.
García-Margallo también ha dado por muerto el foro de cooperación tripartito que puso en marcha el Gobierno del PSOE en 2004, al reivindicar la participación de delegados del Campo de Gibraltar y de la Junta de Andalucía al mismo nivel que lo hacen las autoridades de la colonia.
En cuanto a Cuba, la petición del Gobierno español de que se liberen a los presos políticos tras la muerte en huelga de hambre del preso disidente Wilman Villar han causado malestar en el régimen castrista.
Exteriores cree que esta demanda, expresada por boca de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y de García-Margallo, es "propia de un país democrático, al ser la defensa de los derechos humanos un principio rector de la política exterior española", según las fuentes.
Exteriores admite que hay "discrepancias" con las autoridades de La Habana, aunque considera "inapropiados" los comentarios de Fidel Castro, asegurando que en España gobierna ahora "la derecha fascista" y "los admiradores de Franco".
Desde que tomara posesión de su cargo el pasado 22 de febrero, García-Margallo se ha caracterizado por exponer con claridad y firmeza las propuestas que ha ido formulando en sus intervenciones públicas y en entrevistas en medios de comunicación.
Su estilo distendido le ha llevado a que afirmaciones, como la que hizo sobre la canciller alemana, Angela Merkel -"con todo cariño, reacciona siempre un cuarto de hora más tarde de lo que hay que reaccionar"- hayan sido interpretadas de distinto modo.
Lo mismo ocurrió con su comentario de "Gibraltar, español", con el que saludó, en tono de broma, a un eurodiputado británico en el Parlamento Europeo.
García-Margallo ha tenido que hacer ya frente a una crisis sobrevenida, como fue la del naufragio del crucero Costa Concordia, que solventó felicitando a la embajada española en Roma por la gestión consular prestada.
También ha logrado liberar a un empresario español que estaba encarcelado en Cuba y ha tomado el testigo en las gestiones para tratar de conseguir el fin del secuestro de los cuatro cooperantes que están en cautiverio.
En sus planes, ha destacado el que las oficinas que las comunidades autónomas tienen en el exterior se integren en la red de embajadas españolas y la de reunir a los principales empresarios para relanzar la "Marca España".