El Gobierno israelí ha aprobado la enmienda a la ley de ciudadanía por la que se modifica el texto de juramento de lealtad que acompaña a la nacionalización de los extranjeros, y por el que a partir de ahora Israel queda denominado como "estado judío y democrático", a pesar de las quejas de ministros árabe-israelíes que consideran que el añadido comporta un matiz abiertamente racista.
"El Estado de Israel es el estado nacional del pueblo judío y es un estado democrático en el que todos sus ciudadanos --tanto los judíos como los que no lo son--, disfrutan de igualdad de derechos", argumentó Netanyahu al inicio de la sesión semanal del Consejo de Ministros.
"Lo que lamento es que existan personas que intentan diluir no sólo la conexión entre el pueblo judío y su patria, sino también la conexión entre el pueblo judío y su estado", manifestó en declaraciones recogidas por el diario israelí 'Jerusalem Post'.
Para el primer ministro, "la democracia es el alma de Israel" y aseguró que "no existe otra democracia en Oriente Próximo, y no hay otro estado judío en el mundo". La combinación de ambas ideas "es una expresión de los cimientos de nuestra vida nacional", indicó. "Cualquiera que quiera unirse a nosotros tiene que reconocerlo", concluyó.
La nueva legislación, propuesta por el ultranacionalista ministro de Exteriores Avigdor Lieberman, no tendrá efecto en la minoría árabe israelí, que conforma un 20 por ciento de la población y goza de representación parlamentaria, pero este nuevo requerimiento podría desanimar a palestinos o gentiles (no judíos) que se casen con israelíes para solicitar la ciudadanía.
Para el ministro de Minorías, Avishay Braverman, se trata de "un error terrible" que deteriorará "aún más la imagen pública", y todo porque "Netanyahu tiene que apaciguar a Lieberman", lamentó en declaraciones a Reuters.
BARAK RETIRA SU APOYO
La enmienda ha contado con un opositor notable: el ministro de Defensa y presidente del partido Laborista, Ehud Barak, quien ha retirado su apoyo a la enmienda, que concedería sólo si se añadiera la línea "en el espíritu de la Declaración de Independencia", según explica el diario 'Yedioth Aharonoth'.
Además, el ministro de Justicia, Yaakov Ne'eman, ha advertido de que la enmienda puede desatar acusaciones de racismo, por lo que ha sugerido que la declaración de lealtad pueda ser enunciada tanto por los judíos como por los gentiles. Actualmente, la ley no obliga a los inmigrantes judíos a jurar lealtad.
Con todo, se espera que la enmienda sea aprobada por un amplio margen, con sólo unas pocas excepciones dentro del Gabinete. Sólo se espera que ocho de los 30 miembros del Consejo de Ministros voten en contra de la propuesta.