El Consejo Económico y Social de la Liga Árabe aprobó hoy una resolución por la que se recomienda aplicar sanciones económicas y financieras contra el régimen de Damasco, y prohibir a sus responsables viajar a los países árabes.
En una reunión celebrada en El Cairo, los ministros de Economía y Finanzas de esta organización regional a la que pertenecen 22 países, incluida la propia Siria, dieron el visto bueno a una serie de medidas punitivas que deberán ser aprobadas finalmente el domingo por los titulares de Exteriores.
El documento aprobado establece que se proscriban los viajes de los altos responsables sirios y los vuelos de las aerolíneas sirias al resto de países árabes, excepto en el caso de los aviones de mercancías.
También se impide cualquier intercambio comercial y gubernamental a través de los bancos centrales árabes, que deberán vigilar los giros bancarios, a excepción de los que envíen los trabajadores sirios en el exterior a sus familiares.
La decisión de los ministros de Economía árabes busca que las sanciones se centren en las personas vinculadas al régimen de Bachar al Asad y no perjudiquen al pueblo sirio.
Por eso, se permitirá el intercambio de mercancías estratégicas que satisfagan las necesidades de los habitantes.
También están exentas de sanción aquellos productos que representen un alto porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) de algún país árabe para evitar no dañar su economía.
Además, está previsto que se congelen los fondos financieros del gobierno y los responsables sirios de acuerdo a una lista de nombres que deberá elaborar una comisión, y que se suspenda la financiación de cualquier proyecto en territorio sirio por parte de los países árabes.
Si los ministros de Exteriores de la Liga Árabe aprueban el contenido de la resolución, las sanciones se unirán a las que ya aplican Estados Unidos y la Unión Europea.
La resolución del Consejo Económico de la Liga Árabe responde a la decisión siria de obviar el ultimátum dado por esta organización para que aceptara el envío de una misión de observadores internacionales.
Esta propuesta formaba parte de un plan más amplio con el que la Liga Árabe pretendía propiciar una solución a la crisis que atraviesa el país, donde han muerto más de 3.500 personas desde que el pasado marzo estallaran las protestas duramente reprimidas por el régimen de Al Asad, según cifras de Naciones Unidas.
