Cientos de personas que habían regresado a Katmandú esperanzadas por la aparente vuelta a la normalidad intentan huir de nuevo, acongojadas por la catástrofe que se volvió a encaprichar ayer con el valle, donde continúan las réplicas tras una nueva noche a la intemperie. Muchedumbres con maletas se arremolinan en las estaciones de autobuses, desesperadas por dejar atrás el miedo y la incertidumbre que se han vuelto a instalar en la ciudad tras el terremoto de 7,3 grados que volvió a golpear la zona, causando más de 60 muertos y centenares de heridos.