El Gobierno de China aumentará su cooperación con el de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo y la corrupción, persiguiendo redes de financiación y evasión de capitales, anunció el Ministerio chino
de Asuntos Exteriores.
En comunicados publicados poco después de la reunión en Washington de los presidentes chino y estadounidense, Xi Jinping y Barack Obama, la Cancillería del país asiático afirmó que ambos países avanzaran en la lucha conjunta contra esos delitos de alcance internacional.
En lo que respecta al terrorismo, Pekín afirmó que ambas partes trabajarán más en "la lucha contra los grupos armados transfronterizos y la financiación del terror", y aumentarán los intercambios de información de inteligencia para afrontar posibles amenazas a su seguridad nacional.
El comunicado añadió que Pekín y Washington también trabajarán conjuntamente para la pacificación de Afganistán, país con el que China tiene frontera y que el régimen comunista teme ha podido servir de refugio a terroristas que operan en su territorio.
Ambos gobiernos "mantendrán la comunicación y la cooperación con Afganistán y apoyarán los esfuerzos para llevar paz y estabilidad", añadió el documento oficial.
China afirma que grupos terroristas operan especialmente en su región noroccidental de Xinjiang, donde habitan etnias de religión musulmana emparentadas con los pueblos de Asia Central, aunque uigures (una de esas minorías) en el exilio aseguran que Pekín usa el terrorismo como excusa para oprimir su cultura y religión.
En otro comunicado publicado hoy, el Ministerio chino aseguró que el Gobierno del país y el estadounidense estudiarán el reconocimiento mutuo de órdenes de confiscación de fondos sospechosos de haber sido evadidos por corruptos huidos del país.
El régimen comunista, que desde hace dos años lleva a cabo una intensa campaña contra la corrupción entre sus altos cargos, ha pedido a Washington y otros gobiernos que colaboren en esta lucha, aunque la falta de acuerdo de extradición entre China y EEUU ha dificultado esa cooperación.
Sin embargo, la entrega por EEUU en los últimos días de dos sospechosos de corrupción chinos que habían huido al país norteamericano, coincidiendo con el viaje oficial de Xi a la primera potencia mundial, ha mostrado cierto cambio de actitud por parte de Washington en estos asuntos.
Según el comunicado de hoy, ambos países impulsarán la colaboración en importantes casos de corrupción, en aspectos como la investigación y búsqueda de pruebas, así como la deportación de sospechosos "e inmigrantes ilegales".
A este respecto, el Departamento de Estado norteamericano ha determinado que 30.000 inmigrantes ilegales chinos deben ser repatriados a su país de origen después de aprobarse sus órdenes de expulsión, aunque Washington está pendiente de que Pekín facilite esa masiva repatriación.