Arrecia la violencia contra los cristianos en Pakistán

  • El Vaticano, partidario de una intervención militar para detener al Estado Islámico

El principal representante diplomático del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra, el arzobispo italiano Silvano Tomasi, ha respaldado una intervención militar en forma de fuerza internacional coordinada para impedir que el llamado Estado Islámico siga protagonizando ataques en Siria e Irak contra los cristianos y otros grupos minoritarios.

"Tenemos que parar esta especie de genocidio(...). De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada, por qué permitimos que una tragedia tan terrible sucediera", ha afirmado monseñor Tomasi en una entrevista con el periódico católico Crux.

En concreto, Tomassi ha detallado que cualquier coalición anti-ISIS tiene que incluir a los estados musulmanes de Oriente Medio y no puede constituir simplemente una "iniciativa occidental". Asimismo, ha explicado que dicha división militar internacional debería desarrollarse bajo la égida de las Naciones Unidas.

Para Tomassi, una coalición anti-ISIS debería incluir a "los países más directamente involucrados en Oriente Medio", es decir los Estados musulmanes de la región. "Lo que se necesita es una coalición coordinada y bien pensada, con objeto de hacer todo lo posible para lograr una solución política sin violencia", ha explicado. En este sentido, ha precisado que "si eso no es posible, entonces será necesario usar la fuerza".

El representante vaticano presentó la semana pasada ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra una declaración titulada "Apoyo a los Derechos Humanos de los cristianos y otras comunidades, especialmente en Oriente Medio", elaborada conjuntamente con la Federación de Rusia y el Líbano, que reúne a un total de 70 países.

VIOLENCIA CONTRA CRISTIANOS EN PAKISTÁN

Una persona murió y 13 resultaron heridas ayer en protestas en varias localidades paquistaníes por el ataque con bombas perpetrado ayer contra dos iglesias en la ciudad de Lahore, en el este de Pakistán, que causaron la muerte de 15 personas y 75 heridos, informaron a Efe fuentes oficiales.

El fallecimiento se produjo cuando una mujer arrolló con su vehículo a un grupo de personas que se manifestaban en Lahore, en un incidente en el que resultaron heridas, además, otras tres personas, dijo el portavoz del Hospital General de Lahore Saeed Sohbin.

Cientos de personas protagonizaron sentadas en el barrio de Youhanabad de Lahore, donde se encuentran las dos iglesias que fueron atacadas ayer de manera simultánea, supuestamente en sendos ataques suicidas con bombas.

Los manifestantes "están exigiendo que se arresten y se mejore la seguridad de las iglesias de manera que estos incidentes no sucedan de nuevo en el futuro", indicó a Efe el secretario del Arzobispado de Lahore, Mushtaq Ghulam.

"No tenemos suficiente seguridad en nuestras iglesias. Exigimos que se nos de la seguridad y se arreste a quienes nos atacaron ayer", agregó.

El grupo insurgente Jamaat-ul-Ahrar (JuA) reivindicó ayer la autoría del ataque y advirtió de que continuará realizando atentados de ese tipo "hasta que se aplique el régimen islámico", dijo el portavoz de la formación terrorista, Ehsanullah Ehsan, en un comunicado al que tuvo acceso Efe.

"Que los gobernantes impíos nos paren si pueden", manifestó en la nota JuA, que esta semana anunció su unión con el principal grupo talibán del país, el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del que se había escindido el año pasado por disputas internas.

Ya ayer tras los atentados se produjeron protestas e incidentes, e incluso una turba quemó vivos en el área a dos jóvenes sospechosos de haber participado en el atentado.

El papa Francisco lamentó ayer los atentados y pidió el cese de la persecución de los cristianos que, a su juicio, "el mundo trata de esconder".

"Con dolor, con mucho dolor he recibido la noticia de los atentados terroristas de hoy contra dos iglesias en la ciudad de Lahore en Pakistán que han provocado numerosos muertos y heridos", dijo el pontífice con tono serio tras el rezo del Ángelus dominical.