En Argentina, centenares de personas celebran la condena a cadena perpetua de Alfredo Astiz, apodado el "ángel rubio de la muerte", y otros 11 represores de la Escuela de Mecánica de la Armada por crímenes de lesa humanidad. La trístemente célebre ESMA fue el mayor centro de detención de la dictadura argentina y lugar de tránsito para los vuelos de la muerte que borraban el rastro de los opositores, arrojados vivos al mar.
Cerca de 200 testigos han declarado durante 22 meses en este proceso histórico, en el que se juzgó a 18 acusados por 85 delitos de lesa humanidad, entre ellos los asesinatos de tres de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, del periodista Rodolfo Walsh y de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.
Cuando se conocía la noticia varios cientos de personas convocadas por organizaciones humanitarias han celebrado en las puertas del tribunal el anuncio de las sentencias en esta causa, considerada histórica por víctimas y familiares.