Alemania y Francia anuncian un acuerdo para reubicar a 160.000 refugiados en la UE

  • Reclaman reforzar el control de las fronteras exteriores y centros de registro en los países de llegada
  • La Policía húngara cierra el principal punto de paso de refugiados desde Serbia

El ministro de Interior alemán, Thomas de Maiziere, y su colega francés, Bernard Cazeneuve, han anunciado un acuerdo general "de base" para la reubicación en los Estados miembros de hasta 160.000 demandantes de asilo llegados inicialmente a Italia, Grecia y Hungría.

"Hay un acuerdo político de base para la reubicación de 160.000 (refugiados)", ha anunciado Maiziere en una rueda de prensa ofrecida en un receso del consejo de ministros de Interior de la UE que aborda este asunto en Bruselas.

Cazeneuve ha dejado claro que "no será posible asegurar la sostenibilidad a largo plazo" de este mecanismo de solidaridad sin un sistema "potente y eficaz" para el control de las fronteras exteriores de la UE y que la agencia europea para el control de fronteras (Frontex) cuente con más medios y mandato para agilizar la repatriación de los inmigrantes económicos en condición irregular.

La puesta en marcha de centros de registro de los refugiados en Italia y Grecia es también un requisito clave para iniciar la reubicación de los inmigrantes con derecho a protección internacional, advierten París y Berlín.

El principio de acuerdo que han logrado los Estados miembros, sin embargo, no aclara cuál será el reparto de las cuotas de acogida por Estados miembros, ni ofrece un calendario para la reubicación.

Los ministros de Interior tienen su próxima reunión prevista para el 8 de octubre en Luxemburgo, momento en el que podrían concretar estos elementos.

Parte de las 160.000 plazas anunciadas por Alemania y Francia están ya confirmadas, sin embargo, gracias al visto bueno formal de los ministros al primer programa presentado en mayo por la Comisión Europea.

Bruselas pidió entonces a los gobiernos europeos que acogieran a 40.000 demandantes de asilo llegados a Italia y Grecia y los Estados miembros han respondido con compromisos concretos para acoger, de momento, a algo más de 32.000.

España ha aceptado recibir a 1.300 refugiados de este programa, frente a los 4.288 que le pidió el Ejecutivo comunitario. Los ministros aseguran que completarán el objetivo de las 40.000 plazas "antes de que concluya el año".

HUNGRIA CIERRA EL PRINCIPAL PASO FRONTERIZO DESDE SERBIA

Por otra parte, una hilera de policías húngaros con cascos han bloqueado el principal punto de paso informal usado por los inmigrantes y refugiados para entrar en Hungría desde Serbia, ha constatado un reportero de Reuters.

Decenas de agentes, apoyados por policías a caballo y soldados, han tomado posiciones en la vía del tren usada por los inmigrantes para cruzar la frontera hacia la Unión Europea, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona.

Varios grupos de inmigrantes fueron parados por los agentes y enviados de vuelta al lado serbio de la frontera, donde se retiraron hacia una zona boscosa cercana, visiblemente desilusionados y resignados.

Preguntados desde el lado húngara de la frontera, algunos refugiado dijeron a Efe que la valla no les parará. "Vamos a seguir la valla hasta encontrar otro hueco", gritó uno de ellos, mientras que otro decía: "esto no me va a parar. He cruzado mar para llegar hasta aquí".

A continuación se podía ver como cientos de refugiados iban caminando paralelo a la valla, con el aparente objetivo de encontrar una nueva entrada hacia Hungría.

En el país centroeuropeo entra en vigor esta noche una nueva y restrictiva ley de inmigración, que declara como delito el cruce ilegal de sus fronteras. En caso de ser detenidos, los inmigrantes podrían ser condenados a tres años de cárcel o expulsados del país.

CONTROLES FRONTERIZOS EN ALEMANIA

Asimismo, el Gobierno alemán justificó con argumentos organizativos y de seguridad interna su decisión de reintroducir los controles en su frontera con Austria ante la posibilidad de que el país reciba este año hasta un millón de refugiados.

La medida, implementada mientras en Bruselas se celebraba un encuentro de ministros de Interior centrado en este tema, supone poner en entredicho la vigencia del tratado de Schengen, que cimenta la libertad de movimiento en el continente, un pilar básico de la UE.

Los controles han generado retenciones kilométricas en puntos fronterizos como Passau y Bad Reichenhall, así como cortes temporales en la mayor parte del tráfico ferroviario durante la madrugada, que sólo se han prolongado en la ruta entre la austríaca Salzburgo y la alemana Múnich por la presencia de personas en las vías.

En total se han desplegado a lo largo de los 801 kilómetros de la frontera 2.100 los agentes de la policía federal, que además de registrar a cientos de extranjeros, han arrestado a 30 presuntos traficantes de personas.

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, explicó que "la introducción de controles no es un cierre" de la frontera y que "algunos refugiados seguirán entrando", en relación a los que soliciten asilo en la frontera tras presentar su documentación.