Apenas tenía 18 años cuando, de la mano de su tío Ramón Areces, Isidoro Álvarez entró a trabajar en El Corte Inglés, una empresa familiar en la que empezó desde abajo y a la que llegó a lo más alto convirtiéndola en referente indiscutible de la distribución en España y en un destacado ejemplo de la Marca España.