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El producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos en el segundo trimestre del año fue revisado a alza desde el 3,7 al 3,9%, apoyado en mejores datos sobre consumo y una aceleración de las construcción.

El tercer y definitivo cálculo sobre el comportamiento del PIB entre abril y junio es dos décimas superior al anunciado en la segunda revisión en agosto y significativamente mayor que el 2,3 % en ritmo anualizado anunciado en la primera estimación, a finales de julio.

El dato de crecimiento es nuevamente un espaldarazo para la marcha de la primera economía mundial.

La cifra también supone un signo para la Reserva Federal (Fed, banco central), que, contra todo pronóstico, decidió este mes no elevar los tipos de interés, que siguen cercanos a cero desde finales de 2008 y que ha pronosticado subir antes de que termine el año.

El consumo, que es responsable de más de dos tercios del PIB, se vio fortalecido por el bajo precio del combustible y una mejora en el mercado inmobiliario, que aumenta las capacidades de financiación del consumo de las familias.

Además, el mercado laboral, con un desempleo de tan solo el 5,1%, sigue siendo otro de los pilares de la recuperación estadounidense, aunque la desaceleración de China eleva dudas sobre la marcha de la coyuntura global.

El gasto de los consumidores creció hasta el 3,6%, cinco décimas más que el 3,1% estimado en agosto, pese a que los ingresos de consumidores, empresas y la Administración aumentaron solo un 0,7%, ligeramente por encima de la estimación previa del 0,4%, que fue la más baja desde mediados de 2012.

Este segundo trimestre del año muestra una importante mejora en apartados como las inversiones en estructuras (oficinas e instalaciones), actualizada al alza desde el 3,1% hasta el 6,2%, y por encima del retroceso del 7,4 % del primer trimestre.

El Gobierno estadounidense destacó que tanto las exportaciones como las importaciones mejoraron en el segundo trimestre, con un crecimiento del 5,1% y del 3%, respectivamente.

El crecimiento del segundo trimestre es mucho más sólido que el 0,6% en ritmo anualizado registrado en los primeros tres meses del año, aunque para el tercer período trimestral se espera cierta desaceleración con un dato en el entorno del 2%.

En un comunicado, el economista jefe de la Casa Blanca, Jason Furman, afirmó que la evolución económica en la primera mitad de este año en EEUU muestra que "la demanda interna sigue siendo robusta, incluso con una reducción en la demanda externa y menor inversión en proyecto de perforación petrolera".

El bajo precio del petróleo desincentiva las inversiones en perforaciones de yacimientos no convencionales (más caros), pero al mismo tiempo aumenta la renta disponible de las familias.

Como suele ser habitual, la Casa Blanca aprovechó los positivos datos de crecimiento para subrayar la necesidad de evitar la división en el Congreso, que no ha permitido reemplazar desde 2011 recortes automáticos con un plan fiscal más estable.

Además, a finales de este mes el país se enfrenta de nuevo al riesgo de un cierre de la Administración por la falta de acuerdo para establecer asignaciones presupuestarias para el próximo ejercicio, algo que ya sucedió en 2013.

"Ahora que nos enfrentamos a vientos desfavorables, es esencial que continuemos haciendo todo lo posible para mantener el ritmo de crecimiento económico y evitemos las falta de acuerdo fiscal y la austeridad innecesaria", añadió Furman en el comunicado.

Este mes, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal, encargado de la política monetaria, decidió no aprobar una primera alza de los tipos de interés, pese a que solo los datos de inflación siguen por debajo de las expectativas.

La jefa del banco emisor, Janet Yellen, justificó la espera por el temor de que la desaceleración y la crisis financiera en China lastren la economía global y añadan más incertidumbre.