El Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos entre los meses de abril y junio fue mejor de lo estimado anteriormente y creció un 1,4 % en tasa anualizada, con la inversión fija al alza y un sólido consumo.
Sin embargo, con el nuevo dato definitivo el crecimiento de la primera mitad del año fue ligeramente superior de media al 1 %, lo que supone una ralentización con respecto a los seis meses previos y no permite elevar el optimismo a la espera de nuevas cifras.
La mejora del dato definitivo, de tres décimas con respecto a la segunda revisión anunciada en agosto, se dio gracias a que la inversión en general de las empresas cayó mucho menos que lo adelantado previamente y a que el consumo interno no da señales de merma.
La inversión en equipamiento de las empresas se redujo un 2,1 % en lugar del 8,4 % calculado antes, mientras que la inversión fija de capital aumentó un 1 %, en lugar de la caída del 0,9 % reportada en la segunda revisión de agosto.
El consumo de los hogares estadounidenses, verdadero motor de la economía que supone dos tercios de la actividad, siguió por encima del 4 % en esta revisión (4,3 %) frente al 4,4 % de la segunda estimación, por lo que mantiene el pie en el acelerador.
El consumo de los hogares estadounidenses tiene un brío que no se veía desde 2014, impulsado en parte por los bajos precios del petróleo, la mejora de los salarios y un optimismo general en la marcha de la economía a corto plazo.
El déficit comercial, por su parte, sustrajo menos de los esperado al crecimiento, ya que la exportaciones se actualizaron al alza en seis décimas hasta el 1,8 % y las importaciones se mantuvieron en un aumento del 0,2 %.
La mejora del gasto empresarial y especialmente de la inversión fija de capital (en edificios y plantas) fue el dato más positivo de esta revisión definitiva del crecimiento de EEUU en el segundo trimestre y permite cierto optimismo a la espera de las cifras de la segunda mitad del año.
El gasto público bajó en entre abril y junio un 1,7 %, una caída más abultada que el 1,5 % estimado previamente.
La Reserva Federal (Fed) espera que el crecimiento a final del año 2016 se sitúe en el 1,8 %, por lo que los nuevos datos de PIB deberían mostrar un repunte significativo.
No obstante, la Fed ha mostrado su preocupación por el modesto crecimiento de la inversión empresarial, lo que muestra una desconfianza en el futuro a medio y largo plazo en los planes de negocio y expansión en general.
Además, y pese al crecimiento del consumo privado, la inflación sigue por debajo del objetivo del 2 %, lo que ha aplazado hasta ahora un nuevo aumento de los tipos de interés, que subieron el pasado diciembre un cuarto de punto tras ocho años cercanos a cero.
El mercado laboral volvió a mostrar hoy, con la divulgación de los datos de peticiones de subsidio de desempleo, su solidez, pese a la bajada de la participación laboral, que ronda el 62 %.
Las peticiones de desempleo cayeron por debajo de los 300.000 en 2015 y llevan ya más de 82 semanas consecutivas por debajo de ese nivel.
El índice de desempleo se mantuvo en agosto en Estados Unidos en el 4,9 %, el nivel más bajo en ocho años.
No obstante, la Fed se ha resistido a lo largo del año a un nuevo aumento de un cuarto de punto del precio del dinero, a la espera de datos más sólidos de crecimiento, inversión e inflación.
En una intervención en la Cámara de Representantes ayer miércoles, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, dijo que no tienen "un calendario fijo" para la subida de los tipos pero, con los datos de desempleo y a la espera de que el crecimiento en la segunda mitad del año sea mayor, hay subidas en el horizonte.