España se ha convertido en un nicho de empleo para los trabajadores de nacionalidad china. Mientras el paro subía de manera alarmante en nuestro país durante los años de la crisis, la afiliación china a la Seguridad Social no dejó de crecer, especialmente en el caso de los que optan por montar un negocio, es decir, por hacerse autónomos.
Primero fueron los restaurantes, después las tiendas de alimentación y los bazares, y desde hace un tiempo los establecimientos de ropa y complementos. Algunos de estos últimos siguen incluso una estrategia comercial similar a la de grandes marcas del textil español.
Entre febrero de 2008, cuando la crisis daba sus primeros coletazos, y octubre de este año, el número de afiliados chinos a la Seguridad Social se ha disparado más de un 44%, hasta sumar actualmente 91.554 ocupados.
Prácticamente la mitad de ellos, 44.860, trabajan como autónomos, el doble de los que lo hacían seis años antes, es decir, que los negocios en España de los trabajadores de esta nacionalidad se han multiplicado por dos desde 2008 y además en plena crisis económica.
Los trabajadores chinos cuentan con canales de financiación propia, un hecho que les ha ayudado en su expansión por España en los últimos años, en los que era muy complicado conseguir un préstamo de cualquier banco.
Durante la crisis han sido muchos los trabajadores extranjeros que han hecho las maletas y han abandonado España ante la falta de oportunidades laborales.
En los últimos seis años la Seguridad Social ha perdido afiliados de prácticamente todas las nacionalidades, con algunas excepciones, además de la china. Es, por ejemplo, el caso de Bolivia. Hoy hay un 18,2% más de afiliados bolivianos que hace seis años y ya suman 61.097 ocupados.
Pero los trabajadores de otros países extracomunitarios no han corrido la misma suerte. El número de afiliados ecuatorianos se ha reducido un 71% en los últimos seis años, el de colombianos ha bajado un 61%, el de peruanos un 55,7% , el de argentinos un 46,6%, y el de marroquíes un 33%.