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La presión de los mercados de deuda sobre España e Italia centró el inicio de la cumbre de líderes de la UE hoy en Bruselas, en la que varios dirigentes se mostraron confiados en que habrá medidas para ayudar a esos países. Suecia y Holanda, se mostraron escépticos e insistieron en que España e Italia deben proseguir fundamentalmente con la vía de la austeridad.

"Vengo para dar soluciones muy rápidas para apoyar a los países que tienen más dificultades en los mercados, incluso si ya han hecho esfuerzos considerables para encauzar sus cuentas públicas", afirmó el presidente francés, François Hollande, a su llegada a la cumbre. Hollande, quien no citó a ningún país concreto, dijo que esa acción debe emprenderse por "solidaridad".

El primer ministro belga, Elio Di Rupo (socialista igual que Hollande), dejó claro que "hay países como España, Italia, Grecia, Chipre, Portugal, que están pasando por grandes dificultades, y si no les ayudamos, habrá un efecto dominó en toda Europa".

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, expresó su confianza poco antes en que esta cumbre europea tome "alguna decisión" para rebajar el coste de financiación de España en los mercados. "En estos momentos el precio del crédito a España es evidentemente muy caro, y creo que la Unión Europea y la Unión Económica y Monetaria tienen que ser conscientes de que esto es así, y de que alguna decisión habrá que adoptar", afirmó Rajoy.

Rajoy subrayó que cualquier otra medida "no sirve para nada si no nos podemos financiar" pues, recordó, hay "muchas instituciones públicas españolas que ni siquiera pueden financiarse".

El presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, reconoció que la cumbre debe tratar "los problemas a corto plazo en los mercados financieros". "Es muy importante que en la cumbre se tomen decisiones que permitan reducir el coste de financiación y estabilizar los mercados a corto plazo", afirmó el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, antes del encuentro.

Rehn fue más allá y defendió la posibilidad de trabajar en una posible compra de bonos españoles por parte del fondo europeo de rescate como medida para rebajar la presión de los mercados, una idea que en su opinión no debe excluirse.

NO HAY SOLUCIONES MILAGROSAS

De forma paralela a la cumbre, los secretarios de Estado de los 17 países del euro celebran esta tarde una reunión para preparar el encuentro de líderes del Eurogrupo que se celebra mañana en Bruselas, confirmaron fuentes diplomáticas, que no pudieron precisar si España e Italia figuran en la agenda del encuentro.

Frente a ese mensaje de urgencia por la situación de España e Italia, varios países subrayaron hoy que no hay soluciones milagrosas a sus problemas. "Lo discutiremos, pero es muy difícil encontrar milagros, porque tenemos unas reglas y tenemos que seguirlas", dijo el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen. Katainen consideró que una vez que se aclaren las condiciones de la ayuda de hasta 100.000 millones de euros para la banca española y que se conozcan todos los detalles, "se calmarán los mercados".

El holandés Mark Rutte, por su parte, aseguró que la "única vía" para que España e Italia superen sus problemas es seguir aprobando recortes y haciendo reformas, particularmente en el mercado de trabajo. Rutte indicó que medidas como las inyecciones de capital son solamente "una palmadita en la espalda" que no puede ralentizar el proceso de aprobación de reformas.

"No puede ser que España o Italia frenen las reformas porque reciben una inyección de capital", declaró ante la prensa.

La canciller alemana, Angela Merkel, obvió en sus declaraciones a su llegada a Bruselas toda mención sobre la situación de la deuda española y se centró en subrayar la necesidad de que los líderes cierren el pacto por el crecimiento para enviar a los ciudadanos "una importante señal".

Según el borrador de conclusiones de la cumbre, los Veintisiete darán luz verde a un plan de impulso de la economía y el empleo dotado de hasta 120.000 millones de euros.