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Hacienda no contempla de momento subir los impuestos a los vehículos diésel, aunque el Gobierno sí está estudiando tocar el conjunto de tributos medioambientales. Bruselas ya ha dado un tirón de orejas a España porque los impuestos al diésel son más bajos que la media europea.

Pero en el futuro los coches diésel probablemente tendrán que pagar más impuestos. Fuentes del Gobierno habrían confirmado a El País que la revisión de impuestos, que gravarán más a los diésel, ya se está estudiando, y que se planteará en las reformas previstas durante la negociación de la financiación autonómica de las comunidades. Se pretende con ello reducir la diferencia con respecto a la gasolina, reducir los beneficios que los coches diésel han disfrutado hasta ahora.

Los problemas de contaminación en las grandes ciudades, y el cambio de actitud global frente al diésel, acelerará un proceso en el que se pretende acabar con las bonificaciones, o como mínimo reducirlas. La Comisión Europea también lleva años presionando a España para que ponga fin a la baja fiscalidad de los diésel y aumente todos los impuestos medioambientales.

REJUVENECER EL PARQUE

La Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) ha defendido apostar por el rejuvenecimiento del parque automovilístico español como la mejor forma para reducir la contaminación y para proteger el medio ambiente, en lugar de apostar por un aumento de la presión fiscal del automóvil. Ganvam, que señaló que el sector del automóvil contribuye con 26.000 millones de euros anuales a las arcas del Estado, responde de esta forma a la posibilidad de una subida de los impuestos al diésel en el marco de la reforma de financiación autonómica.

La organización destacó que dicha reforma fiscal tiene que orientarse a "desincentivar" los vehículos más antiguos, que son los que más impacto tienen sobre el medio ambiente, en lugar de "ser hostil" con la renovación del parque.

"Al ir en contra del diésel se está lanzando un mensaje equivocado al ciudadano y demonizando una motorización que, como en el caso de los nuevos diésel Euro 6, cumple con los objetivos medioambientales", explicó Ganvam.

En esta línea, apostó por traspasar la presión fiscal de la compra al uso, de forma que se elimine el impuesto de matriculación y reorientando el impuesto de circulación para que se base en las emisiones, en lugar de en la cilindrada y la potencia.