Los primeros días del año han concitado unos buenos datos económicos, como los relativos a la prima de riesgo, la subida del Ibex o la colocación de deuda, ante los que el Gobierno contiene la euforia que podrían desatar tras la dureza de 2012 al ser consciente de que persisten riesgos latentes.
A la prudencia apelan fuentes del Ejecutivo consultadas por Efe ante unos buenos datos que consideran que son una prueba de confianza y credibilidad en la economía española y en las medidas que está llevando a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy.
Pero reconocen que también tienen mucho que ver algunas decisiones económicas de carácter internacional y los pasos que se han dado para dejar bien clara la irreversibilidad del euro.
Las noticias de que la prima de riesgo había bajado de los 340 puntos y del éxito de la primera colocación de deuda del año (el Tesoro colocó 5.816 millones de euros, unos 800 millones más de lo previsto, en bonos con distintos vencimientos) fueron conocidas por Rajoy en Argelia.
Allí, fuentes de la delegación española que participó en la cumbre hispano-argelina calificaron de "espectacular" la bajada de la prima y subrayaron que no era normal la diferencia que existía entre la española y la de otros países europeos ni que algunos de ellos se hayan financiado a coste cero.
El Gobierno confía en que siga bajando la prima y considera que un nivel óptimo serían los 200 puntos.
A ese nivel se ha referido Rajoy cuando, al explicar los motivos por los que no ha pedido un rescate financiero a la UE, ha señalado que tendría poco sentido hacerlo si la prima no bajase hasta esa cifra.
Algo que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi (quien comparecerá en el Congreso de los Diputados el próximo 12 de febrero para exponer su visión sobre la situación económica europea), señaló que no se puede garantizar por adelantado.
El Gobierno, según las fuentes consultadas, es muy consciente de que los mercados pueden cambiar la tendencia que se ha hecho fuerte en los últimos días, pero considera que lo que está ocurriendo es "lo normal".
Con los nuevos datos en la mano, la posibilidad de pedir un rescate se aleja.
En ese sentido, el Gobierno pone en valor que Rajoy "no se haya precipitado" a la hora de solicitarlo aunque siempre haya dicho (incluso en los últimos días) que es una opción que no descarta y que, si la considera conveniente para los intereses españolas, la adoptará.
El Ejecutivo destaca la contribución que a la nueva situación ha tenido el acuerdo en Estados Unidos para evitar el denominado "precipicio fiscal", así como los acuerdos del Consejo Europeo del pasado mes de junio y en los que se pusieron sobre la mesa cuestiones que parecían impensables a corto plazo como la unión bancaria y fiscal europea.
De la misma forma, cree esencial que la UE haya sido capaz de dar un mensaje de que no va a dejar caer a Grecia y pone en valor las palabras de Draghi al anunciar el pasado verano la puesta en marcha de un programa de compra de bonos para los países que lo soliciten previamente y a su aseveración de que ese mecanismo sería suficiente.
Han tardado en dar sus frutos, pero el Gobierno ve que esas decisiones, combinadas con la senda reformista que ha puesto en marcha en España, pueden ser definitivas para cambiar la tendencia que existía.
El Ejecutivo remite a los datos oficiales sobre el déficit de 2012 para comprobar si se ha cumplido el objetivo de situarlo en el 6,3 por ciento, pero las fuentes citadas hacen hincapié en que, aunque se supere en algunas décimas, ha quedado patente "la lucha sin cuartel" que está dando el Gobierno.
También rechazan hacer conjeturas sobre la posibilidad de que Bruselas relaje los plazos para el cumplimiento de los objetivos de déficit (el 4,5 por ciento del PIB en 2013 y el 2,8 en 2014) y recalca que lo principal es que la Comisión Europea ha considerado que España no necesita este año nuevas medidas en esa senda.
Pero, con independencia de la decisión final, el Gobierno ha acogido con satisfacción las palabras del vicepresidente económico de la Comisión, Oli Rehn, en las que, el pasado viernes, dejó abierta la puerta a esa ampliación del plazo hasta que el 22 de febrero se conozca con detalle la situación de los países de la UE.
Rehn explicó que los países que prueben que han realizado los esfuerzos adecuados para reequilibrar sus cuentas, pero que no hayan logrado reducir el déficit en la medida esperada por Bruselas, podrán optar a una extensión del plazo exigido para cumplir con su objetivo.