El Gobierno italiano presidido por Mario Monti aprobó hoy el primer plan de ajuste presupuestario de ese Ejecutivo de tecnócratas, que mañana explicará en el Parlamento el excomisario europeo.
La aprobación del paquete de medidas económicas y financieras estaba prevista para mañana, pero se decidió adelantar el Consejo de Ministros, que ha durado más de tres horas, después de que Monti presentara el plan a sindicatos, empresarios, agentes sociales y partidos políticos.
Monti, quien compareció en rueda de prensa, explicó que su Gobierno tiene "un mandato de corta duración" y "el firme compromiso de ayudar a Italia a salir de una crisis gravísima, de una crisis internacional y de un malestar de la economía y de la sociedad italiana que pone en riesgo de destruir lo construido por cuatro generaciones de italianos".
El presidente del Gobierno se dirigió a los italianos antes de proceder a explicar el plan de ajuste.
"Es un momento -dijo- en el que Italia tiene el potencial de hacer ver que es un gran país capaz de encontrar la fuerza en sí mismo para resolver los problemas".
Afirmó que "la gran deuda pública italiana no es culpa de los europeos, es culpa de los italianos que en el pasado no han dado importancia al futuro de los niños del país".
Según Monti, "hemos tenido muy presente la necesidad de crear las condiciones para el crecimiento de Italia", de poner bajo control el déficit y la deuda publica, y "hemos también dado un peso muy particular a la equidad".
"También hemos tenido que distribuir sacrificios -sostuvo- y hemos tenido cuidado al distribuirlos. Veréis que nuestras medidas son sobre todo incisivas en cuanto a evasión fiscal".
El excomisario europeo agregó: "la pluralidad de sacrificios queremos que sea vista como un nuevo despertar de la economía italiana, de la sociedad italiana".
Añadió que la reforma laboral será abordada las próximas semanas: "aun no hemos mirado al mercado de trabajo, pero será un paso definitivo" para dar mayor peso a los méritos y la competencia y lograr una mayor apertura.
En cuanto a los costes de la política y de los aparatos de gobierno, precisó, "hemos adoptado un criterio de transparencia a nivel de la mejor práctica internacional y hemos decidido inspirar nuestras declaraciones patrimoniales en el principio de no declarar solo lo que se nos pide actualmente a los cargos públicos, sino declarar por entero nuestro patrimonio".
Monti afirmó que renuncia a la compensación retributiva como primer ministro y titular de Economía, pero mantiene los ingresos como senador.
Asimismo, se refirió a la modificación de las provincias y aseguró que serán suprimidas las juntas provinciales y que los consejos provinciales tendrán solo 10 miembros.
El presidente del Gobierno, quien quiere que el decreto se llame "Salva-Italia", anunció que apoyará la propuesta de un impuesto sobre las transacciones financieras en las instituciones europeas, un punto sobre el que Italia había tenido hasta ahora una posición contraria.
Afirmó que habrá "sacrificios", pero también acciones en apoyo de las empresas y liberalización en interés de los consumidores y la competencia, al tiempo que la lucha contra la evasión fiscal será prioridad del Gobierno y se excluye la opción de recurrir a amnistías.
Por su parte, la ministra italiana de Trabajo, Elsa Fornero, abordó uno de los temas más conflictivos, la modificación del sistema de pensiones, con el aumento de 42 años para los hombres y 41 para los mujeres del mínimo de años cotizados para poder percibir la pensión "anticipada" sin recurrir al sistema de cuotas.
En el sector privado, la jubilación será para las mujeres a partir de los 62 años y para los hombres a los 66 años en 2012, con una penalización del 3 % anual para quienes se retiren antes, mientras que la equiparación total de edades será de 66 años en 2018, añadió.
Después de que la ministra concluyera emocionada su intervención, Monti señaló que el plan contempla congelar las pensiones superiores a los 960 euros mensuales y mantiene la revisión de las jubilaciones mínimas en función de la inflación.